TÍTULO: Sesenta kilos
AUTOR: Ramón Palomar
EDITORIAL: Grijalbo
AÑO: 2013
+ INFO: 1ª novela del autor
"Un tipo al que le levantan sesenta kilos de farla original no se queda quieto aunque sólo sea por mantener su prestigio de viejo zar. Un menda que maneja esas cantidades de farlopa tiene que ser un malo de cojones para sobrevivir en ese zafarrancho continuo de funambulismo ilegal"
He querido seleccionar esta frase que aparece en un momento de la novela porque en ella refleja buena parte del argumento de la historia que nos trae hasta aquí, una historia cargada de violencia, una historia que nos acerca al mundo de las drogas, de la prostitución, del sadomasoquismo, de la venganza...
En "Sesenta kilos", Ramón Palomar nos cuenta la historia de una traición, la perpetrada por Charli hacia su jefe, Anselmo Antúnez Cabrera, alias Frigorías, traficante de drogas entre otros muchos quehaceres. Un buen día Charli decide liarse la manta a la cabeza y largarse con uno de los alijos que tenía que transportar junto al Nene desde Oporto a Valencia para Frigorías, dejando a su compañero en la portuaria ciudad portuguesa. A partir de aquí comenzará la búsqueda de la droga en la que estarán embarcados el propio Nene, otro conocido de Don Anselmo, Mauro "Tiburón" y el clan gitano del "Marqués" representado por sus nietos Yeyo y Arturito. A partir de esta argumentación nos adentramos en la vida de estos personajes, en los amores entre Mauro y Amapola, una mujer de bandera que acaba en el mundo de la prostitución, en los de Charli y Susana, una pija profe de inglés a la que le va el sadomaso y otras muchas que tendréis que descubrir.
Además de la historia en sí, lo que más me ha gustado de esta primera novela de Ramón Palomar, periodista y locutor de radio, es la rotunda claridad con la que cuenta las cosas, sin cortarse un pelo, con descaro, de forma salvaje como podemos ver en estas frases que he seleccionado (aunque podrían ser muchas más):
"[...] se preparó una raya kilométrica empleando pausada liturgia de misa católica. Picó la farla hasta convertirla en divino polvo celestial. La estiró simétricamente. Elaboró un turulo perfecto. Esnifó con respeto de místico [...]".
"[...] se levantaba, acudía al instituto, daba las últimas clases de aquel curso con el piloto automático enchufado y regresaba a la cueva de las perversiones dispuesta a otro asalto [...] y en cuanto recuperaban las energías se encerraban en la habitación del placer y el lamento porque se estaban descubriendo y porque también descubrían sus límites. Aquello representó una maratón de sangre, sudor, orgasmos infinitos y percepciones únicas".
"[...] Se metió otra rayita y se bebió a palo seco un trago de güisqui. Como ya iba cargado, y no había comido porque la coca quitaba el hambre, esa dosis extra de farla y alcohol ejerció de detonante y toda la dinamita que atesoraba estalló. Agarró el almohadón del camastro [...], lo colocó sobre la cabeza rubia para amortiguar el ruido, sacó la Astra automática y disparó dos veces. Bang, bang. La cabeza [...] rebotó contra el colchón y luego se agrietó como una nuez. Restos de masa encefálica, pardos y espesos, salieron despedidos y se estrellaron contra el cristal de la ventana".
Palomar no ha pretendido ser en ningún momento lo que se dice políticamente correcto como podréis observar cuando habla del clan gitano que se gana la vida con la venta de droga o una pareja de sudamericanos (payoponis los llama él), que no dejan de magrearse y llamarse "mi amol" sea cual sea la situación, hasta el punto de rozar la comidicidad, la caricaturización y no me extrañaría que alguien pudiese considerar xenofobia, aunque yo me quiero quedar con que es literatura y nada más.
Por todo lo dicho hasta ahora, como os podréis imaginar no puedo por menos que recomendar esta novela que sin duda alguna y ya que trata el tema "engancha". Sin duda alguna a partir de hoy voy a tener muy en cuenta el nombre de Ramón Palomar para mis lecturas y ya estoy esperando el momento de que llegue una segunda novela.
Palomar no ha pretendido ser en ningún momento lo que se dice políticamente correcto como podréis observar cuando habla del clan gitano que se gana la vida con la venta de droga o una pareja de sudamericanos (payoponis los llama él), que no dejan de magrearse y llamarse "mi amol" sea cual sea la situación, hasta el punto de rozar la comidicidad, la caricaturización y no me extrañaría que alguien pudiese considerar xenofobia, aunque yo me quiero quedar con que es literatura y nada más.
Por todo lo dicho hasta ahora, como os podréis imaginar no puedo por menos que recomendar esta novela que sin duda alguna y ya que trata el tema "engancha". Sin duda alguna a partir de hoy voy a tener muy en cuenta el nombre de Ramón Palomar para mis lecturas y ya estoy esperando el momento de que llegue una segunda novela.