viernes, 8 de noviembre de 2013

LA TERCERA VIRGEN (Fred Vargas)



TÍTULO: La tercera virgen
AUTORA: Fred Vargas
AÑO: 2008
EDITORIAL: Siruela
+ INFO: Octava entrega de la serie del comisario Adamsberg. Fred Vargas es el pseudónimo de Frédérique Audoin-Rouzeau.








     Una vez más, traigo a este blog una reseña literaria de una novela de la serie negra con la que el Diario El País nos ha sorprendido gratamente este verano. En esta ocasión se trata de una historia un tanto extraña que lleva por título “La tercera virgen” y que es obra de una autora francesa, Fred Vargas, que hasta el momento desconocía.

     Cuando tuve la novela por primera vez en mi mano me sorprendió mucho la portada, en la que como podéis ver en la fotografía adjunta aparece una especie de espectro o fantasma bajando por una escalera. Leyendo la sinopsis de la misma tuve la sensación de que iba a ser inquietante, más cuando no soy yo muy aficionado a este tipo de historias de “terror”. Decía así: “El fantasma de una monja del siglo XVIII que degollaba a sus víctimas, cadáveres de vírgenes profanados, pociones mágicas que aseguran la vida eterna, un rival del pasado más lejano que habla en verso…”. Sin embargo, tengo que decir que para los aficionados a ese tipo de literatura puede resultar decepcionante, pues no es tanto como parece con esas líneas, sino que es bastante más liviana e incluso os podréis encontrar con algunos toques de humor, fundamentalmente por la extravagancia de los personajes.


     La trama de esta novela nos narra la investigación que desarrollará el comisario Adamsberg, que a pesar de tener un nombre nórdico es francés y trabaja en París, y su equipo para descubrir una serie, en realidad un par, de asesinatos de dos mujeres y tratar de evitar el de una tercera. Aunque nada más de empezar la novela se nos habla de la monja fantasma, realmente todo comienza con la disputa entre Adamsberg y su compañero de estupefacientes, Mortier, por hacerse con el caso de la muerte de dos pequeños delincuentes. Adamsberg, policía intuitivo donde los haya y sin método alguno de investigación, considera que se trata de un caso especial y que hay algo raro en él, mientras que su compañero piensa que se trata de un asunto de drogas y por ello le corresponde el caso. De primeras el caso se lo quedará Adamsberg, gracias a la colaboración de la doctora Ariane Lagarde, forense a la que conoce de un tiempo lejano y con la que mantiene una polémica. Ariane le hará ver por una serie de razones que el asesino no es nada convencional, asegurándole que se trata de una mujer. Poco después, la novela nos llevará por otros derroteros (y es que si algo caracteriza a la misma es la cantidad de tramas que convergen y pistas que nos confunden), ya que el comisario, que lógicamente tiene vida privada, tiene que viajar a Normandía para quedarse con su pequeño hijo, por motivos laborales de su exmujer, Camille. En un bar de una pequeña localidad de la zona conocerá a unos parroquianos que le acabarán hablando de la “macabra” muerte de un ciervo.

     El caso de los “pequeños delincuentes” llevará a Adamsberg a investigar en un cementerio, donde se encuentran con la profanación del cadáver de una joven mujer, sin encontrar mucha lógica en el porqué del mismo, sin embargo, la muerte de otro ciervo en la zona de Normandía y la profanación en aquella zona del cadáver de otra joven mujer le hará ver que los casos están relacionados. Aparentemente el nexo de unión puede ser el de una asesina en serie de avanzada edad y enfermera de profesión que se ha escapado de prisión. La investigación llevará a deducir que la asesina de las mujeres trata de conseguir una pócima medieval que asegura la inmortalidad y para ello es necesario una tercera víctima, que además aseguran debe ser virgen. Si de por sí esto ya no fuera complicado, entre medias tenemos el caso de una posible venganza de un nuevo compañero de la brigada, Veyrenc, hacia el comisario, por un turbio asunto de su adolescencia a la que se añadirá la desaparición de una de las más importantes colaboradoras de Adamsberg en el cuerpo. 


     Tengo que confesar que esta novela no me ha entusiasmado, sin embargo había algo que me impedía dejarla (aunque ya de por sí es difícil que yo deje libros una vez comenzados). Cuando pensaba en esta posible reseña, que no tenía muy claro si hacerla o no, pensaba en aconsejar su lectura sólo para los devoradores de libros que leen 1 o 2 por semana, pues para otras personas que pueden leer un libro cada mes o menos, seguramente habrá lecturas más recomendables. Sin embargo, como decía, había algo en la novela, con tanta trama, que me hacía querer terminarla y descubrir cómo se resolvía todo.

     Al finalizar la novela pude leer las críticas de medios de información publicadas en la misma, evidentemente positivas. Sin querer abusar mucho de ello os comento algunas frases sueltas de las mismas para que os podáis hacer una idea de lo rara que es la misma: “compleja, farragosa y desde luego divertida”; “totalmente inverosímil”; “estilo desconcertante”; “frondosa y poblada de cajones de doble fondo”; “las investigaciones chocan entre sí, se confunden, las falsas pistas son tan numerosas como los personajes secundarios”; “excentricidad original y divertida”; y por último, ahora sí, una crítica completa porque me ha parecido la mejor, la de The Times, que decía así: “En teoría, las novelas de Fred Vargas no deberían funcionar. Los argumentos son casi siempre inverosímiles. Los personajes, con pocas excepciones, son raros, exagerados y poco convincentes. Y sin embargo, cuando ensambla esta mezcla suya única e irreal lo que emerge es irresistiblemente apasionante, está poderosamente escrito y a menudo resulta aterrador”.


     Este comisario Adamsberg que nos encontramos en “La tercera virgen” no es nuevo para Fred Vargas, ya que forma parte de una serie de novelas de la autora, que por ahora lleva 10 entregas y que comenzó en 1991 con “El hombre de los círculos azules”, habiéndose publicado la última hasta el momento en 2011 con el título de “El ejército furioso”. La novela de la que hoy hemos hablado aquí era la octava entrega. Además, Fred Vargas, cuyo verdadero nombre es Frederique Audoin-Rouzeau (se puso Vargas por el personaje de María Vargas, interpretado por Ava Gardner en “La condesa descalza”) es autora de otra serie de novelas llamada “Los tres evangelistas”, además de otras novelas policiacas, ensayos y obras científicas, no en vano, ella es una reputada arqueozoóloga e historiadora.

     En una reciente entrevista que he podido leer con motivo de su visita a Getafe Negro, Fred Vargas comentaba que escribir novela negra para ella era una evasión de su rutina y que la novela negra sólo tiene que preocuparse del caso concreto de la investigación y no de realidades sociales como puede ser la crisis. También decía en esa entrevista que ella escribía cada novela en tan sólo 21 días, si bien, trabaja después la misma en profundidad durante seis meses y que no planificaba las mismas, sino que todo iba surgiendo según escribía.


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