viernes, 25 de abril de 2014

ANDENES PARA EL RECUERDO (I parte)




     Este es el primer cuento largo que creo haber escrito, hace ya bastantes años de ello. Aborda un tema, el de la enfermedad, el del cáncer, dramático cuando se vive cerca. Justo cuando decidía si lo publicaba aquí o no (un poco de superstición), conozco la noticia del fallecimiento de Tito Vilanova. Finalmente lo voy a hacer, porque aunque es un cuento triste, también toca de cerca el tema del amor. El cuento lo presentaré en varias partes. A pesar del contenido, espero que os guste.




      No creo que se lo pueda perdonar nunca. No comprendo como ha vuelto a suceder, pero el caso es que así ha sido. Es la tercera ocasión que me pasa, es la tercera vez que una mujer a la que quiero me abandona, me deja, de una u otra forma, antes o después, pero me deja. Y esta vez es definitiva, como en la primera ocasión. Bueno, que digo, soy un ingenuo, diría más, imbécil, si pienso que la segunda no lo ha sido también.

     Multitud de estudiantes pasan junto a mí con sus carpetas debajo del brazo montando su pequeño gran alboroto, unos más rápido, otros serenos, otros totalmente despreocupados, también lo hace alguna que otra familia con su prole. En las terrazas todavía hay algún que otro guiri aprovechando los últimos días en la ciudad en la que dicen que estudiaron en verano. Pronto, con el cambio de tiempo, Paco Novelty tendrá que guardar sus sillas y mesas, sin embargo, hoy hace un día estupendo a pesar de la llovizna que hace un par de horas nos sorprendió. Pero hoy el día no es igual, hoy la majestuosidad de la plaza, bajo la luz de farolas y focos que dan un mayor brillo al suelo mojado, no me hipnotiza como lo suele hacer cada vez que paseo por aquí. Tampoco lo han hecho las piedras amarillentas de la Casa de las Conchas y la Clerecía y tampoco el sin vivir del Corrillo. Bajo el reloj del Ayuntamiento parece no haber hoy nadie, si bien es cierto que más de treinta jóvenes en múltiples grupos están haciendo planes para esta noche, -a las once y media en el Irish, dice una pequeña pero guapa morena según se despide de sus tres amigas-, sin embargo, hoy nada es igual, nada, nada en absoluto, nada.

     Por esperada que era, la noticia no ha dejado de sorprenderme. Algo dentro de mí me dijo que había pasado cuando el teléfono sonó. No quería cogerlo y por eso esperé hasta el sexto timbre. Mis temores se confirmaron cuando escuché la voz de Adrián, el marido de mi hermana, al otro lado del teléfono. -Isma, no llores, escucha, ya sabes por que te llamo, Jimena ha muerto-.
     Nunca me he considerado supersticioso y mucho menos una persona negativa, pero en esta ocasión así fue. Algo me lo había dicho, o tal vez alguien, tal vez haya sido incluso ella. Al fin y al cabo ella siempre estuvo a mi lado y se dejó cada gota de su sangre por mí. Ahora, cuando empiezo a notar su ausencia, me doy cuenta que nunca fue correspondida.

     No lloré en ese primer momento como me había dicho mi cuñado Adrián, tampoco pude articular palabra, bueno sí, las justas, pero tras un largo silencio. Cuando colgué el teléfono me quedé sentado por un rato con la mirada perdida hacia ninguna parte, entonces me di cuenta que tenía que reaccionar y comenzar a preparar ciertas cosas para partir hacia Cádiz lo antes posible. Llamé a Renfe para informarme sobre horarios, enlaces y finalmente reservar los billetes, Salamanca-Madrid, Madrid-Sevilla y desde Santa Justa coger un taxi hasta la ciudad que había enamorado a mi hermana desde el primer instante en el que se instaló allí junto con su marido y el pequeño Pablo, cuando Adrián fue trasladado por su empresa si no quería ser despedido de la misma.
     Cogí una pequeña bolsa deportiva para guardar cuatro cosillas, pero pronto, y no sé por qué, tuve la necesidad de vaciar lo que había cogido y guardarlo en la vieja mochila de cuero marrón que ella me regaló el día de mi diecisiete cumpleaños. Un par de camisas, guardadas en una caja plana para que no se arrugasen como vi que hacía mi amigo Alex en los viajes que hacíamos en nuestra época de universitarios, unos pantalones un poco más decentes que los que llevaba puestos, algo de ropa interior, la cartera, el tabaco y el mechero, y un pequeño álbum de fotos, además de la novela que en esos momentos estaba leyendo, “Los pilares de la Tierra” de Ken Follet. En ese mismo momento en que guardaba el libro en uno de los apartados delanteros me vino a la memoria ese libro que a ella tanto le había gustado. Se trataba…, precisamente, de la obra de García Márquez “Crónica de una muerte anunciada”. No sé cuantas veces me pudo comentar lo mucho que le había gustado como el escritor colombiano había jugado con el tiempo y como había conseguido que el lector le fuese fiel a pesar de que en la primera frase dijera que el protagonista iba a morir. Me mareó tanto con la obra que al final hasta tuve que leerla yo, el asesinato de Santiago Nasar a manos de los gemelos Pedro y Pablo Vicario en venganza de la deshonra de su hermana.

     El Torre del Gallo estaba ya situado en el andén número uno cuando llegué con mi paso sosegado a la estación. Apenas había cuatro o cinco parejas en una de las terrazas del centro comercial. Subí al vagón a pesar de que faltaban más de veinte minutos para que el tren, que debía llevarme en esta ocasión a despedirme de mi hermana y no a encontrarme con ella como lo había hecho hasta entonces, saliese.

     Neoplasia maligna y carcinoma son algunas de las palabras que el doctor Giner utilizó para explicar lo que le estaba sucediendo a Jimena. El doctor advirtió un gesto de incomprensión en su cara y fue entonces cuando con una supuesta buena intención asestó el golpe fatal, cáncer de pecho señora Campillo, entiende ahora de lo que le estoy hablando. Pasaron un par de semanas hasta que mi hermana se atrevió a confesar lo que el médico le había dicho. Había acudido sola al médico. Siempre fue una mujer muy fuerte. No podía permitir que nadie perdiese tiempo por ella y mucho menos sintiesen lástima. -Ismael tengo que hablar contigo en persona y de modo urgente, vente a Cádiz este fin de semana si te es posible-. No dijo nada más, sólo que no preguntase y que no hablase con Adrián. Ahora pienso cuanto tuvo que luchar consigo misma para atreverse a llamarme y pedirme en cierto modo ayuda, si bien sabía que yo, aunque no lo demostrase, siempre estaría disponible para ella.
     No, no os equivocáis si pensáis que le bombardeé con mil preguntas sin tiempo para que me pudiese responder, pero me dio lo mismo, no recibí más respuesta que el ya sabido no preguntes por favor, no preguntes y vente. Al día siguiente fui yo quien telefoneé a su casa pero ella no estaba, había salido a comprar un regalo de cumpleaños para uno de los amigos de Pablo. Cumplí con la palabra que en ningún momento di y no le comenté nada a Adrián, sólo que iba a coger unos días libres en el trabajo y que me apetecía mucho ir a verlos, confirmé que llegaría el viernes después de comer. Tal vez Adrián se extrañase, pero no dijo nada, sólo que se alegraba. Es un gran tipo pensé, en verdad que lo es.
     Mil cosas pasaron por mi cabeza en esos dos días anteriores, algo similar a lo que me está pasando hoy, aunque con una gran diferencia, hoy estoy pensando en buenos y malos momentos pero todo está muy claro, o al menos casi todo, sin embargo ese par de días nada parecía tener sentido. ¿Tendría problemas con Adrián? No lo creo, no creo que estuviese pasando por una crisis matrimonial, siempre se habían llevado genial. Tuvo mucha suerte con aquel chico que se ponía nervioso cuando hablaba con ella y tartamudeaba. Pablo les había colmado de felicidad, ¿le pasaría algo al pequeño que llevé en mis brazos a la pila bautismal? Aquí está precisamente la fotografía del gordo llorando al sentir el agua y aquí en los brazos de su madre, de la madre que acaba de perder, ¡joder! porqué se tiene que repetir de nuevo la historia, incluso ahora es mucho peor, al fin y al cabo a mí no me dio tiempo de conocer a la mía, apenas si guardo algún vago recuerdo, alguno de estos que parece que nunca se pueden perder como en los documentales de la televisión cuando salen todos esos bichos que siempre recuerdan el olor de la madre.


      Apenas tenía año y medio cuando perdí a mi madre, a la primera, porque a la segunda y verdadera es ahora cuando la acabo de perder. Volvía de la farmacia cuando imprudentemente cruzó la carretera pensando que el semáforo ya cambiaba de color y fue entonces cuando se le echó aquel Land Rover negro encima. Nada se pudo hacer por ella. Aquel señor alto y desgarbado se lamentaba de lo que acababa de hacer a pesar de que no había tenido culpa alguna, pero le pesó mucho el haber atropellado a una todavía joven mujer de treinta y nueve años. Había dejado un viudo y cuatro huérfanos. Yo estaba en casa con mi hermana Jimena que por entonces acababa de cumplir dieciséis años y era la encargada de cuidar de mí y de las dos mellizas, Nuria y Carolina, que revolvían para su pesar toda la casa con sus juguetes. Jimena estaba cuidando de mí cuando pasó aquel triste aunque ya medio olvidado acontecimiento, y así siguió ocurriendo durante toda la vida.



jueves, 17 de abril de 2014

INTEMPERIE (Jesús Carrasco)



TÍTULO: Intemperie
AUTOR: Jesús Carrasco
AÑO: 2013
EDITORIAL: Seix Barral
+ INFO: Se trata de la "opera prima" de Jesús Carrasco. Adquirida para su publicación por editoriales en 13 idiomas antes que en castellano. Ha ganado el premio "Libro del año" de la Asociación de Libreros.










     Un niño escapado de casa escucha, agazapado en el fondo de su escondrijo, los gritos de los hombres que lo buscan. Cuando la partida pasa, lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente de aquello que le ha hecho huir. Una noche, sus pasos se cruzan con los de un viejo cabrero y, a partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos.

     He decidido, en esta ocasión, para explicar de qué va esta novela comenzar con el primer párrafo de la contraportada del libro, ya que define perfectamente buena parte de la misma, porque sí, esas pocas líneas nos cuentan la trama de casi la mitad de la novela (posteriormente sucederán más cosas que la aportarán algo más de emoción, si es que el término "emoción" pude ligarse a este libro). Entre líneas tendremos que ir averiguando o más bien suponiendo algunos de los aspectos importantes de la historia, por ejemplo que para el niño, que no tiene nombre, puesto que ninguno de los personajes tienen nombre (siempre son el niño, el pastor, el alguacil, el ayudante del alguacil, el padre, la madre o sinónimos para estos conceptos), la huida es su única solución, es su salvación, no ha pensado en lo que le espera ni importa como de duro pueda ser el castigo si es encontrado, lo que se nos traduce en una historia de maltrato, en una vida que debe haber sido poco menos que un infierno.

     El verdadero protagonismo de esta novela no está en la trama, sino en el paisaje, un paisaje rural, y en el lenguaje empleado por el autor, donde la descripción es excelsa, con un vocabulario bastante rico y algunos términos poco habituales hoy en día. Al igual que anteriormente decíamos que los personajes no tienen nombres concretos, también tenemos que decir que no existe ni un lugar ni un tiempo concreto donde se sucede la acción. Sabemos que se trata de un paisaje inhóspito asolado por la sequía, y podemos más o menos deducir que se podría tratar de alguna zona de la submeseta sur, la Mancha o la propia Extremadura, tierra natal del autor, podrían ser perfectas. En cuanto al tiempo, la década de los cuarenta del pasado siglo, tiene bastantes visos de ser la época.

     Esta novela es una novela que no pretende sorprender con su ritmo o con los giros de la trama sino que trata de transmitir sensaciones, que se puedan apreciar olores, sabores, sonidos o más bien ruidos, es una novela para los sentidos. Como he leído en otro blog, Carrasco es descriptivo hasta el agotamiento y si no lo creéis ahí van unos cuantos párrafos como prueba:

     El pelirrojo continuó su recorrido en dirección a la puerta del torreón. Antes de entrar, se detuvo e inspeccionó los contornos redondeados que se elevaban hacia el cielo limpio. Volvieron algunas de las palomas huidas. El hombre metió con cuidado la cabeza por la puerta. Había excrementos de aves por todas partes. Los cadáveres resecos de dos pichones, cáscaras rotas de huevos y restos de un roedor descuartizado por alguna rapaz. El olor apergaminado de los excrementos enmascaraba el ligero aroma a orín infantil [...]

     [...] El contenido de los serones estaba esparcido junto a la pared. La alcuza derramada, la sartén, trapos, la vara de gancho y las tijeras de esquilar. El serijo de las pasas, expoliado, y la tabaquera, vuelta del revés. Encontró las garrafas tumbadas y con los corchos quitados. Los sostuvo en alto y trató de beber, pero apenas salieron unas gotas.

     Caminó sobre los terrones duros en busca del burro, que pacía sobre recuerdos de viejos surcos. Vestigios de que alguien estuvo allí antes que ellos intentando arrancarle al llano algo que seguía guardando con celo. El castillo derruido era testigo. Regresó con el asno tirando de la cuerda despeluchada que pendía de la cabezada hasta el suelo. Un animal dócil y conforme que tenía sobre los menudillos úlceras producidas por las trabas. Calvas en el pelo aquí y allá, restos de arcilla seca sobre las coronas. Marcas de la charca huida del cañaveral.

     Comenzó a despiezar la cabra descoyuntando sus patas y luego las deshuesó toscamente. Del ovillo de carne resultante sacó tantas tiras como pudo, las tendió sobre una piedra y las saló abundantemente. en un momento del proceso cometió el error de limpiarse el sudor de la cara. La sal penetró en las heridas de los pómulos, reblandecidas por la humedad de la piel [...]

     Para mí, por encima de la historia en sí, que por otra parte es lo que suelo buscar cuando leo, una historia, este libro es un ejercicio de escritura, de observación, de definición, un ejercicio de aprendizaje. La crítica está comparando a Jesús Carrasco con Delibes y con el ganador del Pulitzer Cormac McCarthy, autor de "La carretera", diciendo además que es uno de los debut más deslumbrantes del panorama literario internacional. También que ha puesto el listón muy alto y que va a ser mirado con lupa en la que sea su siguiente obra, no sabiendo si será bueno del todo conservar este mismo estilo literario o no.


viernes, 11 de abril de 2014

LOS HIJOS DE INIESTA




  Este es el último de mis cuentos (de momento), con el que participé recientemente en el "XV concurso de relatos breves sobre Igualdad" de Medina del Campo (Valladolid), porque no, aunque lo pueda parecer, el cuento no va de fútbol, o al menos no va exclusivamente de fútbol. Espero que os guste.






     ¡Iniesta de mi vida, gritó Camacho ya con la voz tomada, mientras J.J. Santos y Paco González no paraban de cantar gol, gol, gol! –dijo Andrea levantando la voz, provocando las miradas de otros muchos estudiantes que mataban el rato en la cafetería de la facultad–. Pedro recordaba con total nitidez aquella mañana en la que por fin se atrevió a invitarla a un café después de coincidir bastantes tardes en la biblioteca. Andrea, emocionada, le había narrado la jugada del gol que le dio a España su primer campeonato del mundo como si lo hubiera vivido en el mismísimo Soccer City de Johannesburgo. Le parecía increíble que recordara tantos detalles de aquella jugada ¡habían pasado veinte años!, y por muy importante que fuese el partido, él y ella no lo habían vivido. Sí, él también había visto el video en Youtube pero tan solo recordaba el nombre del jugador que marcó el gol, él no era un gran aficionado al fútbol, le gustaba más el baloncesto.

      Con el tiempo la oyó contar varias veces más la jugada y siempre la contaba igual, porque era tal cual como había transcurrido. Andrea siempre comenzaba igual, minuto 115, imagínate, ¡segundo tiempo de la prórroga de la final del campeonato del mundo, nuestra primera final!, Elia, un jugador holandés, pierde el balón al intentar penetrar en el área español entre Ramos y Cesç en una posible falta que el árbitro no sanciona. El balón se lo queda Puyol y se lo da a Navas que corre pegado a la banda derecha durante una buena cantidad de metros antes de perder la pelota. Recupera Holanda, pero inmediatamente la vuelve a recuperar Iniesta, que cede de tacón a Fábregas en el medio del campo. Este se la vuelve a dar a Navas, que abre rápidamente a la banda izquierda, por donde estaba entrando Torres. Torres con un centro busca a Iniesta en el área holandés, ya es el minuto 116, pero la corta un defensor holandés, sin embargo el balón le cae a Cesç, que controla y le da el pase a Iniesta, dejándolo desmarcado. El balón bota de forma extraña, pero el manchego la pega con una especie de volea –Andrea siempre alargaba la pierna por debajo de la mesa como si golpeara ella misma aquel balón– cruzándosela a Stekelenburg, el portero holandés, de forma que no pueda llegar. Iniesta salió corriendo hacia el banderín de córner quitándose la camiseta, aquel día España vestía de azul marino, debajo llevaba una dedicada a Jarque, un jugador que había muerto unos meses antes de un ataque al corazón. Todo el equipo fue hacia él, lanzándose unos encima de otros como una piña, como lo que eran. En el palco lo celebraban el rey y la reina, aunque entonces solamente eran el príncipe y la princesa de Asturias. En España todo el mundo se volvió loco.

     Pedro recordaba la risotada que se pegó cuando ella, totalmente espontánea le dijo al conocer que habían nacido el mismo día, el 14 de abril de 2011, ¡entonces, tú también eres hijo de Iniesta! ¿Cómo? –la preguntó– ¿qué yo soy qué? Entonces ella le empezó a explicar que a consecuencia de la victoria de España en el campeonato del mundo, aquella noche se desató la pasión y la lujuria en España y que muchas parejas, y otras que no lo eran, acabaron la celebración follando y que claro, nueve meses después se produjo un pequeño baby-boom. La teoría en un primer momento le había parecido descabellada y de ahí las risas, pero Andrea siguió con la argumentación, le explicó con todo lujo de detalles como fue la jugada, y después volvió con la idea de que ella también era hija de Iniesta. Mira si no será así –le soltó– que mis padres a mí me llamaron Andrea, y sabes qué, que mis padres entonces no eran novios, tan sólo amigos, pero claro, las celebraciones es lo que tienen. 

     Pedro no se lo podía creer. Seguía riendo cuando le preguntó si de verdad creía eso. Pues claro que lo creo, es la verdad –le contestó–, lo he hablado con mis padres y me dijeron que fui fruto de aquella noche. ¡Menos mal que mi padre no es holandés, porque si lo fuese yo no había nacido, ya me lo imagino, un espermatozoide calvo y rápido como Robben avanzando solo para intentar fecundar al óvulo Casillas, pero noooo, no lo consigue, el óvulo hace una gran parada y Andrea no nace! Entonces, se puede decir que tú viniste de penalti –añadió Pedro, que cada vez se sentía más a gusto con ella, empezando a darse cuenta que sí, que empezaba a estar enamorado de aquella chica siempre guapa y sonriente que tan bien vestía– Sí, sí, de penalti, pero de final de mundial, eh, que eso no es cualquier cosa. ¿Y tú qué, no has preguntado a tus padres si aquella noche lo celebraron follando? –le espetó ella–. Pedro se cortó un poco, y tan sólo la comentó que su padre había estado viendo en casa el partido con un amigo, y que cuando marcaron el gol, pegó un grito y se subió al sofá, abrazando primero a su amigo, que tenía al lado, y después a su madre, que al oír el alboroto, volvió de la cocina, donde estaba preparando la cena, preguntando que qué era lo que pasaba.

     Pues nada, que sepas –insistió riendo Andrea– que tú eres también hijo de Iniesta, que tú eres fruto del pedazo de polvo que aquella noche echaron tus padres. Mira, tú te llamas Pedro, y sabes que en aquella selección había otro jugador, uno canario del Barça, que se llamaba así, Pedro, aunque casi todos le llamaban Pedrito. Pedro, riendo de nuevo, dijo que pensaba que se llamaba así por su abuelo, pero que si ella lo decía… Ahora bien –continuó–, a ver cómo me explicas que mi hermana melliza se llame Macarena.

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    La amistad de Andrea y Pedro se fue consolidando mientras ambos estudiaban periodismo en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Pontificia de Salamanca. Este hecho era apreciado y a la vez odiado por Pedro, pues a él le hubiese gustado que esa amistad fuese a más, sin embargo, él, tímido por naturaleza, algo que podía ser impropio para un futuro periodista, no se atrevía a dar un paso más allá, no se atrevía a alcanzar la gloria por no caer al abismo, y esperaba continuamente una señal por parte de ella, señal que no terminaba de llegar. Y así fueron pasando los meses y los cursos y lo que podía haber sido, siempre según Pedro, no lo fue. Al terminar la carrera, Andrea decidió marcharse a Londres para estudiar un máster en comunicación, mientras que Pedro trató de buscarse la vida como periodista en Madrid, consiguiendo algún que otro trabajillo en periódicos digitales, ahora que ya no se publicaban en papel.

    Prometieron llamarse e incluso visitarse, pero las llamadas fueron escasas y las visitas Londres-Madrid, Madrid-Londres no existieron. Habían empezado nuevas vidas y los viejos compromisos siempre eran pospuestos. Sin embargo, el caprichoso destino les quiso volver a unir. Ambos se presentaron a la misma entrevista de trabajo para una multinacional brasileña en expansión que se acababa de instalar en España. No se lo podían creer. Después de algo más de un año sin verse se encontraban allí, en Madrid, en aquella sala de espera esperando una oportunidad para trabajar en el departamento de comunicación de la empresa. Apenas si sabían que decirse, ambos se sentían un poco culpables. Pedro sintió de nuevo un aguijonazo en el corazón, Andrea estaba más guapa que nunca.

    Andrea y Pedro no eran ni mucho menos los únicos candidatos, sin embargo, mientras Pedro mostraba una cierta seguridad en sus posibilidades, muy contrario a lo que había sido su forma de ser todos aquellos años –en ningún momento le dijo a Andrea que el Presidente de la corporación en España era amigo de su familia– Andrea se encontraba reticente, sabiendo que las posibilidades serían escasas a pesar de su licenciatura en periodismo y su máster en comunicación. Tenía alguna esperanza más en que su buena experiencia londinense, donde consiguió un excelente conocimiento del idioma, tener nociones de portugués y las prácticas realizadas en otro departamento de comunicación la pudieran ayudar, pero a la vez se decía que allí habría gente muy buena, con tanto curriculum como ella, si no más.

    Tanto Andrea como Pedro salieron con muy buenas sensaciones de la entrevista. Ahora tocaba esperar. Pedro no quiso dejar la oportunidad de tratar de quedar con ella en los siguientes días. Se comprometieron en comunicarse lo que supieran del proceso rápidamente. Pedro estaba cada vez más seguro de que iba a dar el paso de declararle lo que sentía por ella. ¡ojalá pueda hacerlo –pensó– con la buena noticia de ocupar el puesto que si no ocurría nada raro sabía iba a ser suyo!

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     - ¡Andrea, me han seleccionado –dijo emocionado Pedro–, soy el nuevo director de comunicación de la empresa! ¡Esto tenemos que celebrarlo! Andrea no se había esperado esa llamada y un tanto cariacontecida, algo que no pudo notar Pedro al no poder verla la cara, dijo que sí, que tenían que celebrarlo porque la celebración debía ser doble, ella había sido elegida como adjunta a la dirección de comunicación. Iban a trabajar juntos y lo que hasta antes de la llamada era una gran alegría –¡adjunta a la dirección de comunicación!– se convirtió en una decepción. Andrea estaba preparada para perder, para no ser elegida, pero no lo estaba para que Pedro, con una trayectoria muchísimo más pobre que la suya, se convirtiera en su jefe, por muy amigos que fueran.

      Quedaron para celebrarlo, ante la insistencia de Pedro, cenando en un buen restaurante del Madrid de los Austrias. Andrea no podía decir que no, hubiese sido un mal comienzo de su nueva relación laboral, sin embargo, temía que él notara su incomodo por lo que consideraba injusto. 

    Andrea se llevó una gran sorpresa cuando vio que la cena no iba a ser tan íntima como ella creía. Andrea –dijo sonriendo Pedro– te presento a mi hermana Macarena, de la que tanto te he hablado. Macarena dijo riendo, mientras besaba a Andrea, que también le había hablado mucho de ella, pero que aunque su hermano le había dicho que era muy guapa no se imaginaba que tanto y que ya era hora que se conocieran después de tanto tiempo. A Andrea Macarena también le pareció una chica bellísima, sintiendo algo especial rápidamente por ella. ¿Entonces tú también eres hija de Iniesta? –dijo Andrea para romper el hielo tras el silencio producido después de aquellas miradas– Macarena, que no sabía nada de fútbol, no entendió nada, por lo que Pedro se dispuso a explicarla. No pudo por menos que reír, como había hecho Pedro cinco años antes, cuando le había explicado su teoría de la noche loca de los españoles tras la final del campeonato del mundo. La velada fue muy agradable para los tres, hablando de su nueva aventura profesional y del trabajo de Macarena en un bufete de abogados, tras una amplia experiencia en Italia, donde había ido de Erasmus y se había quedado por varios años.

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    La colaboración entre Pedro y Andrea en sus nuevos puestos de trabajo comenzó de forma satisfactoria. Macarena había producido en la chica un efecto positivo, casi cual placebo, a la sensación de injusticia laboral. ¡Ganaba casi 1.000 € menos! Andrea y Macarena comenzaron a verse más asiduamente y pronto se dieron cuenta de lo que sentían la una por la otra, comenzando una relación amorosa. No tardaron en decidir que tenían que dejar de disimular y contarle a Pedro lo que había entre ellas. Fue un gran error. Pedro no sólo se llevó un gran chasco al sentir que su hermana le robaba a la que creía que era el amor de su vida, sino que poco a poco fue sintiendo aversión a la que ya no consideraba su amiga y amor platónico, sino sólo su adjunta. ¡Lesbianas, no podía creerlo, no podía soportarlo. Mal llevaba lo de los gays, pero dos mujeres! Cada vez más, Pedro fue haciendo sentir a Andrea que él era su inmediato superior, discutiendo cada una de sus ideas y de sus decisiones, por muy buenas que le parecieran. Apenas un par de meses después, Andrea fue cesada de sus funciones, quedando relegada a un puesto testimonial dentro del departamento de comunicación. Un mes más tarde fue despedida. No podía creer que eso le estuviera ocurriendo a ella, no podía creer esa intolerancia en 2035.

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     Andrea y Macarena se besaron efusivamente cuando el juez dictó sentencia a su favor por mobbing y discriminación sexual. Pedro no se creía que su hermana melliza hubiera sido la abogada que hubiese provocado su cese en la empresa.


viernes, 4 de abril de 2014

LA SUERTE DE LOS IRLANDESES (J.L. Rod)



TÍTULO: La suerte de los irlandeses
AUTOR: J.L. Rod
EDITORIAL: Kindle (E-book)
AÑO: 2013
+ INFO: Guionista de cine y televisión, profesor de creatividad, "La suerte de los irlandeses" es su primera novela. Próximamente estarán disponibles otras 2 de la serie del detective Pat MacMillan cuyos títulos son "Mañana es otro mundo" y "Un mal día lo tiene cualquiera".







     Pat MacMillan, español de origen irlandés, es un agente de la División de Contrainteligencia de los Servicios Secretos Españoles, o sea, del C.N.I. Forma parte de un departamento secreto que ni siquiera figura en el organigrama de la "Inteligencia española" y que en la actualidad, y como consecuencia de la crisis (hasta ahí ha llegado) solo cuenta con 3 agentes; agentes, que por otra parte, se encargan de los asuntos más sucios que se tengan que hacer dentro de "la Casa" como llaman internamente al C.N.I.
   Cuando MacMillan se predispone para irse de vacaciones a Australia, le encargan investigar la existencia de un agente doble, un topo de ETA dentro del C.N.I. En su investigación descubrirá  que dentro de Contrainteligencia hay asuntos muy, muy turbios y también que ETA está preparando un brutal atentado.


    Tengo que confesar que me he divertido mucho con esta novela policial, es una novela que engancha, de la que no te cansas de leer (si te gusta el género, claro). Una de las razones principales por las que digo esto es sin duda el hecho de suceder dentro de nuestras fronteras (en parte), de ser un caso dentro del territorio patrio y con uno de los elementos más trágicos y lamentablemente mejor conocidos por todos nosotros, el terrorismo de ETA. MacMillan es un agente un tanto especial, un tipo raro, solitario, de esos que desconfían de casi todo y que tienen muy pocos amigos, pero de los que cuando a uno le considera amigo es porque es un amigo de verdad...o no. Es un tipo además ingenioso y con unos gustos culinarios, musicales, cinematográficos interesantes que nos irá dejando saber poco a poco, y es que esa es otra de las razones por las que me ha resultado divertida la novela, la gran cantidad de frases divertidas sobre estos temas, algunas de las cuales yo no podía dejar de traer hasta aquí, como por ejemplo:

     [...] Tómatelo con calma. Como dice Woody Allen, algunos matrimonios terminan bien y otras duran toda la vida. Intenta arreglar las cosas. Llámala  y dile: "déjame volver a casa María Pilar. Lo necesito. Es que no puedo vivir sin el perro".

     [...] Tonta del todo no era, pero le pasaba como a Sofía Coppola: no dirigía mal, pero nunca sería como su padre.

    [...] Bailaban al ritmo de una música terrible que me pareció identificar como de Shakira, o algo todavía muchísimo peor si es que esto fuera posible.

    [...] Tal vez llevaba una minifalda demasiado corta para su edad, pero estaba igual de buena que Penélope Cruz, con la ventaja de que a Carolina se le entendía al hablar.

      [...] Si exceptuamos el IRA, U2 es lo peor que le ha sucedido a Irlanda en los últimos doscientos años.

     Cómo veis, ingenio no le falta. Además, como no te va a gustar un tipo al que le gusta Sinatra y tiene un perro llamado Ringo y 2 gatos llamados Paul y John.

     En la novela además vais a poder leer otras muchas frases ingeniosas en otros sentidos, como por ejemplo:

     [...] Con los recortes trabajamos el doble con la mitad de medios, pero vamos aguantando. Fíjate  si me ha afectado la crisis que tengo un niño apadrinado en la India y me manda diez euros todos los meses.

     [...] Los españoles en una semana somos capaces de organizar una conferencia internacional entre Corea del Norte y Corea del Sur y que los asistentes acaben la primera noche en un tablao flamenco jurándose amistad eterna. Eso sí, no nos des seis meses para poner el tema en marcha porque la Tercera Guerra Mundial está asegurada.

   [...] Exprimió una lima y un limón a través de un colador y añadió la tónica. Lo removió  ligerísimamente y me llevó el vaso helado hasta el sofá mientras le daba un sorbo por el camino. Aquella tía lo hacía todo bien. Follar. Gin Tonics. Matar.


      Bueno, como podéis ver la novela merece la pena, pues además cuenta con un ritmo ligero y fácil de leer, pero claro, no todo iba a ser positivo en este post, y entre lo negativo no puedo por menos que señalar que en la edición en la que yo lo he leído, formato electrónico a través de Kindle, existe una gran cantidad de faltas de ortografía, concretamente de acentuación (las agudas tónicas acabadas en vocal llevan tilde, señor Rod), lo que me ha hecho pensar que no ha tenido un correcto proceso de edición.
      Por otra parte, como siempre me gusta investigar a través de la web para ver que se ha hecho o dicho sobre la novela y sobre el autor, encontré que tiene una página web, y ciertamente, me parece que ésta está por desarrollar, que le falta mucho para ser una buena página web de un escritor con una novela tan interesante, y es que en "Contacto" no hay lo que se entiende por contacto, sino la posibilidad de que tú uses las redes sociales para hablar de la novela; en "Noticias" aparecen tuits de otras personas y no enlaces de prensa o radio acerca de presentaciones, críticas, etc. Espero que J.L. Rod o a quien le corresponda se curren estos dos aspectos un poco más para poder ser un escritor "de referencia" dentro del género en el panorama español.