jueves, 17 de abril de 2014

INTEMPERIE (Jesús Carrasco)



TÍTULO: Intemperie
AUTOR: Jesús Carrasco
AÑO: 2013
EDITORIAL: Seix Barral
+ INFO: Se trata de la "opera prima" de Jesús Carrasco. Adquirida para su publicación por editoriales en 13 idiomas antes que en castellano. Ha ganado el premio "Libro del año" de la Asociación de Libreros.










     Un niño escapado de casa escucha, agazapado en el fondo de su escondrijo, los gritos de los hombres que lo buscan. Cuando la partida pasa, lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente de aquello que le ha hecho huir. Una noche, sus pasos se cruzan con los de un viejo cabrero y, a partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos.

     He decidido, en esta ocasión, para explicar de qué va esta novela comenzar con el primer párrafo de la contraportada del libro, ya que define perfectamente buena parte de la misma, porque sí, esas pocas líneas nos cuentan la trama de casi la mitad de la novela (posteriormente sucederán más cosas que la aportarán algo más de emoción, si es que el término "emoción" pude ligarse a este libro). Entre líneas tendremos que ir averiguando o más bien suponiendo algunos de los aspectos importantes de la historia, por ejemplo que para el niño, que no tiene nombre, puesto que ninguno de los personajes tienen nombre (siempre son el niño, el pastor, el alguacil, el ayudante del alguacil, el padre, la madre o sinónimos para estos conceptos), la huida es su única solución, es su salvación, no ha pensado en lo que le espera ni importa como de duro pueda ser el castigo si es encontrado, lo que se nos traduce en una historia de maltrato, en una vida que debe haber sido poco menos que un infierno.

     El verdadero protagonismo de esta novela no está en la trama, sino en el paisaje, un paisaje rural, y en el lenguaje empleado por el autor, donde la descripción es excelsa, con un vocabulario bastante rico y algunos términos poco habituales hoy en día. Al igual que anteriormente decíamos que los personajes no tienen nombres concretos, también tenemos que decir que no existe ni un lugar ni un tiempo concreto donde se sucede la acción. Sabemos que se trata de un paisaje inhóspito asolado por la sequía, y podemos más o menos deducir que se podría tratar de alguna zona de la submeseta sur, la Mancha o la propia Extremadura, tierra natal del autor, podrían ser perfectas. En cuanto al tiempo, la década de los cuarenta del pasado siglo, tiene bastantes visos de ser la época.

     Esta novela es una novela que no pretende sorprender con su ritmo o con los giros de la trama sino que trata de transmitir sensaciones, que se puedan apreciar olores, sabores, sonidos o más bien ruidos, es una novela para los sentidos. Como he leído en otro blog, Carrasco es descriptivo hasta el agotamiento y si no lo creéis ahí van unos cuantos párrafos como prueba:

     El pelirrojo continuó su recorrido en dirección a la puerta del torreón. Antes de entrar, se detuvo e inspeccionó los contornos redondeados que se elevaban hacia el cielo limpio. Volvieron algunas de las palomas huidas. El hombre metió con cuidado la cabeza por la puerta. Había excrementos de aves por todas partes. Los cadáveres resecos de dos pichones, cáscaras rotas de huevos y restos de un roedor descuartizado por alguna rapaz. El olor apergaminado de los excrementos enmascaraba el ligero aroma a orín infantil [...]

     [...] El contenido de los serones estaba esparcido junto a la pared. La alcuza derramada, la sartén, trapos, la vara de gancho y las tijeras de esquilar. El serijo de las pasas, expoliado, y la tabaquera, vuelta del revés. Encontró las garrafas tumbadas y con los corchos quitados. Los sostuvo en alto y trató de beber, pero apenas salieron unas gotas.

     Caminó sobre los terrones duros en busca del burro, que pacía sobre recuerdos de viejos surcos. Vestigios de que alguien estuvo allí antes que ellos intentando arrancarle al llano algo que seguía guardando con celo. El castillo derruido era testigo. Regresó con el asno tirando de la cuerda despeluchada que pendía de la cabezada hasta el suelo. Un animal dócil y conforme que tenía sobre los menudillos úlceras producidas por las trabas. Calvas en el pelo aquí y allá, restos de arcilla seca sobre las coronas. Marcas de la charca huida del cañaveral.

     Comenzó a despiezar la cabra descoyuntando sus patas y luego las deshuesó toscamente. Del ovillo de carne resultante sacó tantas tiras como pudo, las tendió sobre una piedra y las saló abundantemente. en un momento del proceso cometió el error de limpiarse el sudor de la cara. La sal penetró en las heridas de los pómulos, reblandecidas por la humedad de la piel [...]

     Para mí, por encima de la historia en sí, que por otra parte es lo que suelo buscar cuando leo, una historia, este libro es un ejercicio de escritura, de observación, de definición, un ejercicio de aprendizaje. La crítica está comparando a Jesús Carrasco con Delibes y con el ganador del Pulitzer Cormac McCarthy, autor de "La carretera", diciendo además que es uno de los debut más deslumbrantes del panorama literario internacional. También que ha puesto el listón muy alto y que va a ser mirado con lupa en la que sea su siguiente obra, no sabiendo si será bueno del todo conservar este mismo estilo literario o no.


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