domingo, 2 de noviembre de 2014

LECTURAS PELIGROSAS


     Como cada 6 de enero, en el Centro de Desarollo Sociocultural de la FGSR nos invitan a compartir lecturas en voz alta. En una de las ocasiones en las que he participado nos invitaron a expresar nuestra pasión por la lectura y esta fue mi propuesta:



     En el sofá, en la cama, en el váter, encima de la lámpara, dentro del horno, en la piscina, ¡fuera del agua, claro!, de pie, boca arriba, boca abajo, tumbado... La verdad es que no sé si tengo algún lugar o postura preferidos para leer, lo que si tengo claro es que me gusta leer. Pensándolo, pensándolo, me doy cuenta que suelo aprovechar para leer siempre que viajo en medios de transporte. En ocasiones cuando hago esto me he encontrado con gente que me dice ¿no te mareas? ¿cómo puedes concentrarte?, o me advierten hasta del peligro de que se me desprenda la retina con tanto movimiento y rotondas. Y yo pienso en el viaje en tren que hice entre Estambul y el paso de Calais donde me tocó investigar junto a un señor un poco rechoncho, calvo y con bigote el asesinato en Belgrado del Sr. Ratchett ¿O se llamaba Cassetti? Pienso también en los bombardeos que sufrí junto al almirante Hidalgo de Cisneros en el Santísima Trinidad en plena batalla de Trafalgar. No me puedo olvidar de las dificultades de mis trayectos en carruaje por las cercanías de París junto a la malvada pero siempre bella Milady de Winter, seguidos por los caballos de los Mosqueteros del rey, y tampoco lo exótico y emocionante que fueron mis viajes en elefante y trineo junto a Phileas Fogg. ¡Lo que se puede hacer por una apuesta! Ahora, para susto, susto, la vez en que desperté en un avión y tras pasar un que se yo habían desaparecido la mayoría de los pasajeros en la esfera del tiempo. ¡ Y me dicen que tenga cuidado con la retina!

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