miércoles, 6 de febrero de 2013

EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ (Jonas Jonasson)


TÍTULO: El abuelo que saltó por la ventana y se largó
AUTOR: Jonas Jonasson
EDITORIAL: Salamandra
1ª EDICIÓN: 2009; en España, 2012
+ INFO: Superventas, > 2 millones de ejemplares vendidos.



     Sí, ya sé que a estas alturas hablar de esta novela de la que todo el mundo habla puede resultar un poco rídículo, pero como siempre hay algún despistado o algún indeciso, finalmente lo voy a hacer, para tratar de convencerles de que su lectura es altamente recomendable (hay otra razón para escribir este post: me da la gana).

     Esta es una novela de humor, una novela llena de ironía, pero a la vez también cargada de crítica social y política, no en vano asistiremos a una rápida y distendida visión de la historia del siglo XX y es que el bueno de Allan Karlsson, sin comerlo ni beberlo (bueno, esto último no, porque nuestro protagonista es bastante borrachuzo), acaba viviendo en primera persona alguno de los acontecimientos más importantes del pasado siglo como la Guerra Civil Española, la creación de la bomba atómica, la Guerra Civil China, el Mayo Francés del 68, etc. conociendo a personalidades como Franco, Stalin, Mao, Kim Jong il o los presidentes norteamericanos Truman y Johnson entre otros.

     Esta situación hará que no puedas por menos que acordarte de la famosa película "Forrest Gump". Veremos dentro de poco si la adaptación cinematográfica que se va a hacer de esta novela alcanza el nivel de la peli de Tom Hanks.

     ¿Pero, cuál es la trama de la novela? Me remito a la contraportada del libro: "Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autobús, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el autobús llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en el interior de ésta se apilan, ¡santo cielo! millones de coronas de dudosa procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de amilanar [...]".

     Además, tal como apuntábamos, la historia se desarrolla en dos tiempos, uno, el intervalo de aproximadamente un mes desde el momento en que Allan se escapa de la residencia, comenzando su huída y la persecución del fiscal Ranelid y el comisario Aronsson y de la banda de malvados Never Mind, "dueños" de la maleta, donde vivirá mil y una situaciones curiosas con los otros personajes secundarios de la novela: el viejo ladrón Julius Jonsson, los hermanos Benny y Bosse Ljumberg, la pelirroja Gunilla Björklund y sus mascotas, la elefanta Sonja y el pastor alemán Buster, etc. y otra, ese repaso histórico del siglo XX anteriormente comentado y que se va intercalando con la primera.

     Los golpes de humor son continuos, humor que viene de situaciones o comentarios un tanto absurdos o de crítica social como estos dos que aquí pongo respectivamente para que os hagáis una idea de lo que os encontraréis a lo largo de la novela (espero que esto se entienda como buena publicidad de la misma y no como un ataque al copyright):

     Se nos está narrando una huída en vagoneta en la que van Allan, Julius y un cadáver y ante el encuentro con un granjero:

     - Buenos días, -dijo Julius.
     - ¿Estupendo día, eh? -dijo Allan
     El muerto y el granjero no dijeron nada.
     [....]
     y ante un frenazo de la vagoneta en el que sale disparado el muerto dándose un golpe...

     - si las circunstancias fueran otras, le habría dolido -observó Allan.
     - Algunas ventajas tiene el estar fiambre -apuntó Julius.

     O este otro en el que se habla de las relaciones entre Reino Unido e Irán por el petróleo del país persa:

     El petróleo enriquecía tanto a Inglaterra como a Irán. Para ser sinceros, más a la primera que al segundo, pero era comprensible: al fin y al cabo, lo único que aportaba Irán al proyecto era la mano de obra barata. Bueno, y el petróleo, claro.

     Finalmente, y porque también hay que ser un poco crítico, decir que la novela de Jonasson en su última parte pierde frescura e incluso en algún momento puede resultar pesada, aunque no podemos por menos que perdonarle porque seguirá teniendo algún que otro punto y ¡que leches! que es su primera novela.



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