Como hoy no tenía nada nuevo para colgar en el blog, ya que estoy trabajando en la documentación de un cuento, pensé en buscar entre aquellos ejercicios que hice para el taller de escritura del que ya os he hablado y me he encontrado un ejercicio del que no me acordaba. El ejercicio consistía en hacer un relato en el que los refranes fuesen los protagonistas y, tengo que confesarlo, se me fue bastante la olla. Se trata de una comunicación por carta (epistolar) de dos amigos de pueblo, pero que muy, muy de pueblo, hablando del amor de uno de ellos por una moza y de los consejos del otro. Espero que me perdonen los habitantes de estos dos pueblos salmantinos por haber escogido el nombre de sus pueblos para situación tan cómica, pero si los he cogido es porque realmente me gustan esos nombres.
Galindo y Perahuy, a 4 de abril de 2011
Querido Eustaquio, te mando la presente carta en respuesta a la última que me enviaste la semana pasá, donde me decías que te habías enamorao de la hija del Fermín, aquella moza tal chiquitina y con tan mala leche. Yo no quiero ser un aguafiestas, pero ya sabes lo que pienso “a la mujer dile tu amor una vez, que el diablo se lo dirá cien”, yo soy de los que “prefiero estar solo que mal acompañado” y es que aunque tu digas que la muchacha vale mucho y que el “perfume bueno viene en frasco pequeño”, yo conociendo a la Elisa, te diría que ya puedes “darle rosas al burro, que te responderá con un rebuzno”. Se que no me vas a hacer ningún caso, pero recuerda que “el que no coge consejos, no llega a viejo”. Ya el otro día me contabas algunas de vuestras primeras desventuras y pa mí que “palo que nace doblado, jamás su tronco endereza”. Te lo dice uno que “sabe más por viejo que por diablo”, pero tú sabrás. Me despido ya esperando que me sigas contando tus aventuras. Por aquí ya te pues imaginar, to sigue igual. Un abrazo.
Villaseco de los Gamitos, a 16 de abril de 2011
Apreciao Liodoro, me gustaría decirte que esta es la última vez que te escribo, que me ha parecio muy mal que llames burra a mi amada. Le dije a padre lo que pensabas y lo primero que me dijo fue “a callarse ranas, que va a predicar el sapo” y ma recomendao que no te cuente na más, que "en boca cerrada no entran moscas”. Yo creo que con el tiempo podré dominarla bien, que no es tan mala chica y ya sabes lo que se dice, que “a fuerza de constancia y fina intriga, un elefante desfloró a una hormiga”. También quiero que entiendas que “a cada pajarillo, parécele bien su nido” y que tengo que aprovechar este momento. Un saludo y hasta siempre.
Galindo y Perahuy a 2 de mayo de 2011
Querido Eustaquio, para na quería yo ofenderte, ni ofender a tu moza, además que en estos temas del amor, como en otros muchos, “donde manda patrón, no manda marinero” y por tanto tu sabrás mejor, aunque lo de la hormiga desflorá, no sé, no sé . Yo solo quería aconsejarte y es que “en guerra avisá, no muere gente”, pero en fin… Solo quiero que lo pienses, que “por muy manso que sea el oso, sigue siendo peligroso” y que tengas cuidao, que “la soga quiebra por lo más delgao” y tu eres mu buen chaval, un tanto tontorrón, pero mu bueno. Aunque ahora no te apetezca escribirme más, sabes que siempre estaré aquí para dirigirte unos consejos. Un abrazo.
Villaseco de los Gamitos a 11 de mayo de 2011
Apreciao Liodoro, te escribo otra vez, pidiéndote primero perdón por haber desconfiao di ti. Quiero que sepas que ya no estoy con la hija del Fermín, pero no por su carácter, quiá!, sino que me salió fina y es que “a la gallina y a la mujer, le sobran nidos donde poner” y ya sabes “a marido ausente, amigo presente”. En fin que ma engañao, que esta era una facilona y “a la oveja mansa, cada cordero la mama”. En fin, que “a las andadas volví y pronto me arrepentí”. Solo me queda el consuelo de lo que dice padre, que “a amor mal correspondido, ausencia y olvido” y lo que yo pienso “a lo que has de negarte, hazlo cuanto antes”. Ya te seguiré contando. Un abrazo, Eustaquio.
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