viernes, 20 de diciembre de 2013

PRESTIGE


Hace poco más de un mes, cuando se cumplía el undécimo aniversario del hundimiento del Prestige, que provocó una de las mayores catástrofes ecológicas de nuestro país, conocimos la indignante resolución judicial del mismo. En ese momento pensé en poner un post sobre este asunto en esta bitácora mía (que bien viene el término en esta ocasión). Se trataba de un trabajo antiguo, pero no lograba encontrarlo y como suele suceder, cuando más buscas una cosa, no la encuentras, y cuando la dejas de buscar, aparece por arte de magia. Este trabajo, que debía versar sobre ecología y justicia, lo realicé hace ahora unos 9 años y medio, es decir, al año y medio de la catástrofe, y formaba parte de un curso denominado "Ética, derechos humanos y dignidad. La segunda generación de derechos", organizado por el "Centro de formación del profesorado e innovación educativa de Salamanca". El texto está tal y como lo presenté, más allá de un par de comas o tres que consideré rectificar y en él, y sintiéndolo mucho, me aventuré a pronosticar que no habría justicia por estar implicada gente muy importante.
     



   Hace tan sólo unos días veíamos un vídeo acerca de las denuncias y reivindicaciones que hacían los trabajadores colombianos de Coca-Cola afiliados al sindicato SINATRAINAL. Reclamaciones de las que casi ninguno de nosotros habíamos oído hablar. Todos sabemos de la dificultad existente a la hora de luchar contra una empresa multinacional y de la importancia de esta marca de refrescos y es que, cuando hay millones y millones de dólares o euros e importantes personalidades por medio es realmente difícil conseguir que se haga justicia y se pueda conocer la verdad.

    Cuando supe que tenía que hacer un pequeño trabajo que versara sobre justicia y ecología, y después de ver este vídeo pensé en la posibilidad de realizar el mismo basándome en lo dicho anteriormente, en la dificultad de saber la verdad y conseguir justicia cuando hay cientos de millones y gente famosa e influyente por medio. Y hablando de ecología que mejor cosa que hablar acerca de la última gran tragedia ecológica que hemos vivido en España, que mejor que hablar sobre el Prestige.

    El caso del Prestige no sólo ha sido una tragedia ecológica, sino también económica y humana. Los efectos del vertido se han filtrado por las infinitas capas que componen la vida cotidiana, causando efectos, como digo, ecológicos, sociales, políticos, económicos, legales, jurídicos, sanitarios, científicos y tecnológicos.

     Recordemos algunos datos que después serán interesantes. El Prestige llega a la Costa da Morte, por donde pasa el 70 % del tráfico marítimo de Europa, el 13 de Noviembre de 2002. Se trata según palabras de Luis Gómez y Pablo Ordaz en su obra: “Crónica negra del Prestige” de un “petrolero obsoleto con una tripulación inexperta, mal pagada, al mando de un capitán en edad de jubilación” aunque hay quien diría en cuanto a esto último con mucha experiencia.

    El barco venía cargado con 77.000 Tm de fuel M-100, un hidrocarburo extremadamente denso, altamente contaminante, difícil de limpiar y de biodegradación muy lenta, similar al que llevaba el Erika cuando provocó otra tremenda catástrofe ecológica frente a las costas francesas en diciembre de 1999. Y es que esto de los accidentes de petroleros o grandes barcos de mercancías no es nada nuevo, y si no que se lo digan precisamente a ellos, a los gallegos, que en los últimos años ya han vivido los casos del Erkowitz y el Polycomander en 1970, el primero cargado de bidones de insecticida y el segundo, de bandera noruega, que chocó contra las rocas en las islas Cies, causando la muerte a 23 tripulantes y vertiendo 50.000 Tm de crudo, o el Urquiola, de bandera española, que en mayo del 76 vertió 100.000 Tm cuando hacía maniobras. También el Andrios Patria, de bandera griega, que se incendió en 1978 frente al cabo Ortegal causando la muerte a 34 de sus 37 tripulantes y vertiendo 50.000 de las 200.000 Tm de crudo que transportaba. El Casón, de bandera panameña, que también causó la muerte a 23 personas en 1987 al proclamarse un incendio y que transportaba 2.000 bidones de productos tóxicos o finalmente el Mar Egeo, también de bandera griega, frente a la Torre de Hércules en La Coruña vertiendo, al menos, 60.000 Tm, aproximadamente las del Prestige.

    Una vez que hemos visto ciertos datos importantes que pueden ayudar a cuantificar la tragedia veamos asuntos relacionados con las responsabilidades y por qué como decía al principio será difícil conocer toda la verdad y que se haga justicia.

     Casi todos oímos en algún momento el nombre de Apostolos Mangouras, el capitán del barco, retenido durante días y cuyo único mal fue no querer pagar 5 millones de dólares por el rescate esperando la respuesta de su jefe. ¿Pero qué pasa con el dueño del barco y del petróleo? Veamos ciertas extrañas relaciones.

     El petróleo del Prestige pertenecía a la empresa suiza Crown Resources y esta a su vez pertenece al 100 % a Alpha Group de Rusia. El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, trabajó para Alpha Group y todavía hoy mantiene excelentes relaciones con la misma y con su presidente Mijail Fridman.

   Alpha Group patrocinó en su día la campaña electoral de Boris Yeltsin y también donó 2 millones de dólares a George W. Bush en las últimas elecciones presidenciales de los EE.UU.

   Las oficinas de Alpha Group en Suiza pertenecen a Marc Rich, un millonario que entre otros lugares tiene una casa en Marbella y que fue condenado en 1980 por tráfico de armas en España. Sin embargo, como vieron que era una joya de persona, Pío Cabanillas padre, padre del ex-ministro portavoz de mismo nombre, hizo lo posible e imposible por sacarlo de prisión. No obstante, al tiempo volvió a ingresar en la cárcel, esta vez en Nueva York, por el mismo motivo. Nuestro monarca Juan Carlos I y el Nóbel Camilo José Cela debieron considerar que eran chiquilladas y enviaron cartas pidiendo su indulto, indulto que finalmente Bill Clinton concedió.

    Una vez vistos que bien relacionados están los dueños del petróleo veamos que pasa con los dueños del barco. Los verdaderos dueños del Prestige, con bandera de Bahamas, son los armadores griegos Coulouthros, armadores también del Mar Egeo del que ya hemos hablado y también del Aegean Captain, uno de los buques insignias de la familia y que en 1979 chocó contra Atlantic Empress frente a Trinidad y Tobago, accidente en el que murieron 26 tripulantes y se vertieron 280.000 Tm de crudo al mar, lo que ha sido el derrame más grande de la historia.

    Uno de los hermanos Coulouthros es diplomático europeo, asesor personal de Loyola de Palacio.

  Mucho oímos hablar también de la cuestión de los remolcadores. El primero que llegó fue el Ría de Vigo perteneciente a la empresa Remolcanosa, empresa perteneciente a Fernando Fernández Tapias, empresario, vicepresidente de la patronal de Madrid, Vicepresidente del Real Madrid, futuro dueño de Antena 3 y la COPE, gran amigo del PP y socio en algunos negocios de nuestro amigo el traficante Marc Rich.

     El Ría de Vigo está subcontratado por la Xunta de Galicia (la de Don Manuel) a través del Servicio de Salvamento Marítimo (Sesamar) entidad dependiente del Ministerio de Fomento, o sea de Álvarez Cascos. No obstante, el barco, que ya estaba por tanto pagado, pidió 5 millones de dólares por el rescate, aquellos que no quería pagar Mangouras, el capitán del barco, permitiendo así una tardanza de 3 horas cruciales en el desenlace final debido a las malas condiciones de la mar.

     Pero además del Ría de Vigo, acudieron otros buitres a por el agonizante barco, el Ibaizabal I, el Charuca Silveira, el Sertosa y el Alonso de Chaves, y es que el botín era impresionante, puesto que las reglas de la mar dicen que en caso de rescate, el rescatador cobrará entre un 10 y un 30 % del valor total del barco, según la gravedad de la situación, en este caso el porcentaje se situaría próximo al 30 % puesto que el Prestige amenazaba con hundirse. Si consideramos que el valor del barco y su carga era de 120 millones de euros, ahora entendemos el porqué de la presencia de tantos remolcadores.

    Otra de las cuestiones de las que oímos hablar fue de las famosas cacerías en los días previos al hundimiento, es decir, de en qué pensaban algunos mientras se estaba produciendo lo que se estaba produciendo. En una de ellas participaba Fefé, o sea, Fernández Tapias (dueño del Ría de Vigo) junto con Manuel Fraga (Presidente de la Xunta) y Alfonso Cortina, hijo de un ex-ministro franquista, como Fraga, y presidente, que casualidad, de una compañía petrolífera, Repsol YPF. También andaba por allí Isidoro Álvarez, dueño de El Corte Inglés, que amenazó con retirar publicidad en televisiones si se le inmiscuía en el caso.

    Álvarez Cascos también estaba de cacería, pero en otro lugar. Con todos estos nombres por medio, ¿todavía pensáis que se hará verdadera justicia y se sabrá toda la verdad?

      La única verdad acerca del Prestige es que existió una falta de un plan oficial, una insuficiencia de medios, una dudosa eficacia de las autoridades españolas y también un importante vacío legal.

     No obstante, de nuestros principales dirigentes pudimos oír cosas como “Ya pasó el peligro más grave” por parte de Fraga cinco días antes del hundimiento; “No se va a verter un solo litro más” dijo Rajoy al día siguiente, “El gobierno respondió con diligencia y coordinación” explicaba Aznar dos días después. 3 días después del hundimiento Rajoy , además de lo de los famosos hilillos, dijo “No es en ningún caso una marea negra, se trata sólo de manchas muy localizadas”, para que finalmente a los 8 días de la fractura y hundimiento del Prestige, Aznar dijese “Creo que hay alarmismos muy poco justificados”.

     Creo que estaréis de acuerdo en que hubiesen estado mejor callados, como hicieron los que no tenían que haberlo estado, Ángel del Real, Capitán marítimo de La Coruña, Serafín Díaz Regueiro, Inspector de Capitanía Marítima o Javier Gárate, Director de Sesamar.

     La otra gran verdad del caso Prestige es el alto coste que ha tenido, y es que a las labores de rescate, de recogida del fuel del mar y playas, de la extracción del fuel del pecio, hay que sumarle las consecuencias ecológicas, las compensaciones económicas, los efectos sobre el turismo, los efectos psicológicos (recordad la muerte de aquel artista alemán), y es que sólo serán indemnizados los gastos declarados como justificables, pero digo yo ¿Es cuantificable la muerte de animales, más de 17.000 aves, encontradas, por que éstas deben suponer tan sólo un 10 % de las muertas en total, y plantas de las que no sacamos ningún provecho directo? ¿Cuánto vale la posibilidad de disfrutar de un paseo por la playa? Sacad vuestras propias conclusiones.

     Para terminar y como nota de humor (a toda tragedia hay que acabar poniéndole aunque sea una nota de humor) decir que si el otro día nos invitaban a no consumir Coca-cola, yo os comento que los dueños del petróleo del Prestige son propietarios del Vodka Esmirnoff, o sea que nada de Esmirnoff con Coca-cola.


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