jueves, 26 de diciembre de 2013

NESCAFÉ EXPRESS


     Tal día como hoy, pero de hace 9 años, o sea en 2004, nos levantábamos con la terrible noticia del maremoto que había sacudido buena parte de las costas del Océano Índico y que acabó con la vida de unas 230.000 personas a la par que causar destrozos multimillonarios en la zona.

     En el taller de escritura en que participé hace unos años nos mandaron escribir un relato acerca del llamado "Efecto Mariposa", que para los que anden un poco despistados y tirando de Wikipedia se define así: "El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente de grande a mediano a corto plazo de tiempo. Su nombre proviene de las frases: "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino) o "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo" así como también "El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo".

     Como en los propios proverbios ya mencionan la palabra tsunami se me ocurrió realizar este relato, que hoy recupero para el blog, recordando de alguna manera también la historia de la modelo checa Petra Nencova, aunque evidentemente difiere en muchos aspectos. Espero que os guste.



     El encargado del supermercado se quedó boquiabierto. La belleza de aquella chica no era para menos. Tenía un cuerpo perfecto, unos bonitos ojos verdes y una sonrisa que contagiaba felicidad. Se acercó disimuladamente a la caja poniendo una pésima disculpa para poder contemplarla mejor, para deleitarse un minuto más. Pudo ver como toda su compra se limitaba a un tarro de Nescafé. Poco más de 5 €. Estela, todo elegancia, caminó de vuelta a casa bajo su paraguas en aquella tarde lluviosa. En apenas un par de horas tendría que someterse a una intensa sesión de fotos para un importante catálogo de moda, y no podía hacerlo sin tomarse una buena taza de café caliente. Mientras la cafetera completaba el proceso, pudo observar la promoción del tarro de café, unas bonitas vacaciones de 12 días para dos personas en la paradisíaca isla de Phuket en Tailandia. 

    Apenas se acordaba ya de la promoción cuando recibió una inesperada llamada telefónica. Había sido la afortunada ganadora del viaje. Llamó a Ismael, su chico, con el que las cosas últimamente, debido a su trabajo, no estaban como ella quisiera. Nos vamos de viaje, le dijo, contándole toda la historia del café. Estela pensaba que unas buenas vacaciones juntos sin preocupaciones era todo lo que necesitaban para reconducir su relación.

     La pena de no haber podido disfrutar de la nochebuena en familia no era óbice para pensar que los 6 días que llevaban en aquella mágica isla habían sido los más maravillosos de su vida. Refunfuñando acudió a la recepción de hotel cuando aquel joven se acercó hasta la playa privada indicándole que tenía una llamada de su representante desde España. 

     - Vuelvo en cinco minutos.

     - Te espero, dijo Ismael. 

    No fueron cinco minutos, e Ismael, impaciente, sin poder disfrutar de su chica, se acercó hasta la orilla del mar. ¡qué raro, el mar se estaba retirando varios cientos de metros hacia dentro! Unos minutos después una gran ola arrasó con todo lo que se encontró por delante.

    Estela, aunque abatida, pasó por todos los platós de televisión y radios nacionales contando su trágica historia, la masiva destrucción, las miles de muertes, la desaparición de su chico. Su bellísimo rostro se hizo popularísimo y meses después, cuando el ánimo le permitió volver a trabajar, se convirtió en una de las modelos más cotizadas del país. Los contratos millonarios se sucedían constantemente. Entonces tomó la decisión de devolver una parte de sus beneficios creando una organización de ayuda para niños tailandeses. Las televisiones siguieron peleándose por contar su triste historia, ahora acompañada por el tema de la ONG. Cada vez conseguía captar más y más fondos. Su representante y los gestores de la ONG no paraban de solicitar su presencia en múltiples actos.

   Veinte meses después los diarios amanecieron con la noticia en portada a toda plana. A Tailandia había llegado una cantidad irrisoria de dinero, por el medio se había quedado la mayoría. Se acabaron los contratos, nadie quería contar con Estela. Nadie permitía que pudiera demostrar su inocencia. Alejada del glamour de los admirados modelitos de Balenciaga, Oscar de la Renta y Gucci, recibió la noticia del procesamiento de su representante y de los gestores de su fundación. Mientras, el gerente del supermercado no podía por menos que sonreír al observar a aquel adolescente como no dejaba de mirar el sugestivo escote de su bata azul, a la espera de que le cobrase aquel maldito Nescafé.


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