Desde hace ya unos cuantos años, cada 5 de enero (o algún día antes si cae en fin de semana) a eso de las 12 de la mañana en el zaguán del Centro de Desarrollo Sociocultural de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez de Peñaranda se celebra la ya tradicional "lectura en voz alta", un encuentro entre usuarios de este centro donde se ubica la biblioteca municipal para compartir una serie de lecturas que versen sobre un tema concreto propuesto. En una ocasión fue el Quijote, en otra han sido textos de nuestros libros favoritos, letras de canciones, poemas de Miguel Hernández, cuentos infantiles o como en este año textos con un motivo solidario. En otra ocasión, una de las varias en las que he participado, nos pidieron escribir la carta a los Reyes Magos. Yo hacía mucho que no lo hacía y este fue el resultado.
Carta a Sus Majestades (que no las mías) los Reyes
Magos
Estimados
señores:
Antes que nada,
quisiera explicarles el porqué de esta carta después de tantos años sin
mantener correspondencia con usías, porque quiero que sepáis que no, que no os
escribía y por tanto nada debéis achacar al servicio de correos, que aunque
funciona como funciona, no pueden llevar las cartas que no se envían.
Bueno, os decía
que no os escribía por varias razones, en primer lugar por ser un republicano
convencido y es que la única corona que de verdad me importa es la del escudo
del Madrid con su franja morada y todo. En segundo, porque hasta el momento he
venido trabajando con la competencia, con ese viejo, gordo, barbudo de rojo que
decís vosotros, que por cierto tiene mejores ofertas y sobre todo me traía mis
juguetes y regalos al principio de las vacaciones de Navidad, con lo cual podía
jugar muchos días antes de volver a la escuela, y en tercer lugar, porque estoy
resentido con vosotros, ¡especialmente contigo Baltasar!, por contratar a unos
emisarios tan poco discretos como mis padres, a los que pillé con tan sólo 7
años metiendo los juguetes en casa.
No obstante, en
esta ocasión he decidido escribirles más que nada porque me lo han pedido desde
la biblioteca municipal, y creo que debido a todos los servicios que nos
prestan a los peñarandinos y por el afecto personal que les tengo, no me podía
negar.
Bueno, una vez
aclarado todo esto, ya va tocando empezar a pedir cosas, aunque ahora que lo
pienso se me ha acabado el espacio y el tiempo para hacerlo, o sea que todo ese catálogo de buenas intenciones
lo dejo para los demás. Para mí, tampoco voy a pedir nada, al menos material,
que soy poco pretensioso, prefiero que me sorprendan sus discretos emisarios.
Lo que sí quisiera pediros es que a todos esos niños que han pedido
pleistesions y similares no se las traigáis y se las cambiéis por un buen
libro, aunque sea de Harry Potter en austrohungaro. Aunque pensándolo mejor,
como no quiero ser malicioso y quitar ilusiones en estas fechas, tráiganles las
“pleis” y el libro, pero eso sí, que la “plei” se estropeé una semana después
de que se pase la garantía, ¡vamos, lo que pasa con todos los
electrodomésticos!, a ver si mientras sus padres les compran otra se leen el
libro.
Atentamente ¿un amigo?
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