TÍTULO: Dime quién soy
AUTORA: Julia Navarro
AÑO: 2010
EDITORIAL: Debolsillo (Ramdom House Mondadori)
+ INFO: Julia Navarro, periodista política, con varios libros sobre la materia, se ha centrado en la actualidad en su faceta de escritora de novela de ficción. Es la autora de los "bestsellers" "La hermandad de la Sábana Santa" (2004), "La biblia de barro" (2005) y "La sangre de los inocentes" (2007). Su última novela es "Dispara, yo ya estoy muerto".
Debo confesar que cuando estoy en casa ajena y veo una estantería con libros no puedo por menos de mirar que títulos se encuentran allí, y así sucedió cuando de visita en casa de una tía me fijé en "Dime quién soy", la cuarta novela de Julia Navarro. Qué decir tiene que acabé llevándomela, a pesar de que en ese momento tenía abiertos otros tres frentes. Julia Navarro no era ni mucho menos una autora desconocida para mí, había leído sus tres novelas previas y puedo decir que me habían gustado, eran historias entretenidas y eso es lo que básicamente busco en un libro cuando lo leo. Digo esto porque he escuchado algunas críticas negativas sobre las mismas, también positivas, por supuesto. Nunca trataba de analizar e ir más allá en el libro, en cómo estaba escrito y todas esas milongas, sin embargo, desde que tengo este blog, soy un poco más crítico, me fijo en cosas en que antes no hacía.
En este post creo que voy a ser un tanto injusto, ¿por qué?, porque la historia me ha gustado bastante, pero voy a señalar básicamente lo que no me ha gustado. Cuando escribo reseñas, como habréis visto, no suelo llevar ningún método en concreto y cada una es diferente de la siguiente, de manera que esta va a ir por ahí, por criticar las cosas que no me han gustado. No obstante antes que nada, vamos a explicar de qué va "Dime quién soy".
Guillermo Albi es un periodista "fracasado" que un buen día recibe el encargo de su tía de averiguar todo lo averiguable de su bisabuela, Amelia Garayoa, una auténtica desconocida para la familia, de la que solo saben que un buen día abandonó a su marido y su hijo para marcharse con otro hombre, poco antes de comenzar la Guerra Civil española. A partir de aquí, comenzará una frenética "investigación" que le llevará a viajar por todo el mundo: Madrid, Barcelona, París, Buenos Aires, Moscú, Londres, Berlín, Varsovia, Roma y Jerusalén, descubriendo que la vida de su antepasada fue de lo más movidita, viviendo algunos de los principales acontecimientos de la historia del pasado siglo XX y sufriendo en carnes propias tanto la dictadura soviética como el nazismo, influida, pero a la vez independiente, por una serie de hombres que la marcaron para siempre.
El planteamiento de esta novela me ha recordado a tres libros que he leído en los últimos tiempos (seguramente habrá muchos más). De primeras, me recordó a "La memoria del agua" de Teresa Viejo, en cuanto que cuenta que alguien encuentra algo y empieza a investigar, pronto dará con uno de los protagonistas de esa historia y le empieza a contar y a guiar por la misma. Por otra parte, no podemos dejar de ver ciertas similitudes con "El invierno del mundo" de Ken Follet, la segunda novela de la trilogía de este autor llamada "The century", que nos narra los principales acontecimientos históricos desde los felices años 20 hasta el final de la Segunda Guerra mundial, si bien "Dime quién soy" estaría a caballo entre esta y la tercera entrega aún sin publicar, que abordará los temas relacionados con la Guerra Fría. Por último, no podemos por menos de acordarnos de la exitosa "El tiempo entre costuras" de María Dueñas, donde una mujer joven, bella y en apariencia frágil se convierte en una sofisticada espía, viviendo peligrosas situaciones.
"Dime quién soy" está estructurada en 6 grandes capítulos (la novela tiene casi 1.100 páginas), titulados, cada uno de ellos, con el nombre de los hombres que más influyeron o influirán en la vida de Amelia Garayoa (Guillermo, Santiago, Pierre, Albert, Max y Friedrich), sin embargo, yo quiero destacar, sin atender tanto a esos capítulos vitales, dos partes, una que podríamos definir como de "presente" y otra de "pasado". La historia de presente es la que tiene por protagonista a Guillermo, el bisnieto "investigador", mientras que la historia en pasado sería la propia vida e historia de Amelia en sí. Lamentablemente tengo que decir que la historia en presente me ha parecido patética, muy mala, muy poco trabajada e impropia de una escritora de la fama y el prestigio de Julia Navarro, hasta el punto de que yo me he creado dos teorías idiotas sobre el porqué de esto, una, que estuviera escrita por otra persona, por un negro, como se dice en el argot de la profesión (sé que no es así) y otra, un poco más probable, aunque imposible de demostrar, que esta parte la haya escrito entera (aunque luego va insertada parte por parte) después de la otra en un brevísimo plazo de tiempo ante los requerimientos de su editorial. Afortunadamente, la historia en pasado, la que nos cuenta las peripecias de Amelia, ocupa probablemente más del 95 % de la novela; es por eso que decía líneas más arriba que la novela me había gustado.
La parte en presente, la protagonizada por Guillermo no me ha gustado porque este no hace investigación alguna, simplemente se deja llevar de un lado para otro, siempre hay alguien que le va contando la historia de su bisabuela, dejándole de repente en la estacada, pero buscándole otro contacto que le siga contando la historia, para lo cual tendrá que viajar continuamente. Un investigador, un historiador, tiene que buscar y localizar sus fuentes, tiene que trabajar con archivos, con documentos desclasificados, debe ser él el que encuentre a los personajes que le puedan dar pistas, encontrando esto apenas un par de veces en la novela, una al principio y otra ya casi al final (¡ojo, un archivo parroquial y un listín telefónico respectivamente, nada del otro mundo!). Las entrevistas que hace a las personas, si no va a hacer ningún tipo de investigación propia, ¿no podía hacerlas vía telefónica o por la web? No, tenía que viajar un día a París, salir al día siguiente para Buenos Aires, a los dos días a Londres y así continuamente. No tiene mucho sentido, la verdad.
En este sentido, al no hacer Guillermo ninguna investigación y todo lo que vamos sabiendo de Amelia es porque se lo cuentan, resulta muy poco creíble que lo puedan hacer con tanto detalle, ¡son conversaciones enteras acaecidas varias decenas de años antes, incluso más de medio siglo! Esto resulta tan esperpéntico que Guillermo acude a su informador del momento y le pide cosas como qué hizo Amelia cuando visitó Madrid en marzo del 43, y claro, una persona puede recordar anécdotas de otra, si era joven o no, si fue en una ciudad o en otra, lo más general de la situación, pero acordarse de lo que hizo en marzo del 43, de detalles como "fuimos al parque a las once de la mañana" (esto me lo invento yo) 70 años después! Sí, ya sé que esto es un recurso literario, pero Navarro lo ha exagerado tanto que resulta casi bochornoso.
Por otra parte, resulta muy pesada la actitud de Guillermo con su madre, recordándole esta todas y cada una de las veces, que está perdiendo el tiempo, recriminándole que no busque un trabajo serio y enfadándose con él, mientras el hijo todo lo soluciona llamándola por teléfono, enviándola flores o invitándose/la a comer para no enfadarla. Como esta, hay otras situaciones, tanto en la parte de presente como de pasado que se repiten con más frecuencia de lo que se debiera.
Finalizo ya, diciendo que a pesar de no ser una novela redonda, que estos detalles que he comentado me han dejado una sensación contradictoria, y también que es un tanto predecible (al menos yo he adivinado el final setecientas u ochocientas páginas antes, y eso no suele ser muy normal en mí como lector, ya que casi siempre me equivoco) no puedo por menos (para no ser tan injusto como decía) que recomendar su lectura, porque la historia de esa Amelia Garayoa sí lo merece.
Debo confesar que cuando estoy en casa ajena y veo una estantería con libros no puedo por menos de mirar que títulos se encuentran allí, y así sucedió cuando de visita en casa de una tía me fijé en "Dime quién soy", la cuarta novela de Julia Navarro. Qué decir tiene que acabé llevándomela, a pesar de que en ese momento tenía abiertos otros tres frentes. Julia Navarro no era ni mucho menos una autora desconocida para mí, había leído sus tres novelas previas y puedo decir que me habían gustado, eran historias entretenidas y eso es lo que básicamente busco en un libro cuando lo leo. Digo esto porque he escuchado algunas críticas negativas sobre las mismas, también positivas, por supuesto. Nunca trataba de analizar e ir más allá en el libro, en cómo estaba escrito y todas esas milongas, sin embargo, desde que tengo este blog, soy un poco más crítico, me fijo en cosas en que antes no hacía.
En este post creo que voy a ser un tanto injusto, ¿por qué?, porque la historia me ha gustado bastante, pero voy a señalar básicamente lo que no me ha gustado. Cuando escribo reseñas, como habréis visto, no suelo llevar ningún método en concreto y cada una es diferente de la siguiente, de manera que esta va a ir por ahí, por criticar las cosas que no me han gustado. No obstante antes que nada, vamos a explicar de qué va "Dime quién soy".
Guillermo Albi es un periodista "fracasado" que un buen día recibe el encargo de su tía de averiguar todo lo averiguable de su bisabuela, Amelia Garayoa, una auténtica desconocida para la familia, de la que solo saben que un buen día abandonó a su marido y su hijo para marcharse con otro hombre, poco antes de comenzar la Guerra Civil española. A partir de aquí, comenzará una frenética "investigación" que le llevará a viajar por todo el mundo: Madrid, Barcelona, París, Buenos Aires, Moscú, Londres, Berlín, Varsovia, Roma y Jerusalén, descubriendo que la vida de su antepasada fue de lo más movidita, viviendo algunos de los principales acontecimientos de la historia del pasado siglo XX y sufriendo en carnes propias tanto la dictadura soviética como el nazismo, influida, pero a la vez independiente, por una serie de hombres que la marcaron para siempre.
El planteamiento de esta novela me ha recordado a tres libros que he leído en los últimos tiempos (seguramente habrá muchos más). De primeras, me recordó a "La memoria del agua" de Teresa Viejo, en cuanto que cuenta que alguien encuentra algo y empieza a investigar, pronto dará con uno de los protagonistas de esa historia y le empieza a contar y a guiar por la misma. Por otra parte, no podemos dejar de ver ciertas similitudes con "El invierno del mundo" de Ken Follet, la segunda novela de la trilogía de este autor llamada "The century", que nos narra los principales acontecimientos históricos desde los felices años 20 hasta el final de la Segunda Guerra mundial, si bien "Dime quién soy" estaría a caballo entre esta y la tercera entrega aún sin publicar, que abordará los temas relacionados con la Guerra Fría. Por último, no podemos por menos de acordarnos de la exitosa "El tiempo entre costuras" de María Dueñas, donde una mujer joven, bella y en apariencia frágil se convierte en una sofisticada espía, viviendo peligrosas situaciones.
"Dime quién soy" está estructurada en 6 grandes capítulos (la novela tiene casi 1.100 páginas), titulados, cada uno de ellos, con el nombre de los hombres que más influyeron o influirán en la vida de Amelia Garayoa (Guillermo, Santiago, Pierre, Albert, Max y Friedrich), sin embargo, yo quiero destacar, sin atender tanto a esos capítulos vitales, dos partes, una que podríamos definir como de "presente" y otra de "pasado". La historia de presente es la que tiene por protagonista a Guillermo, el bisnieto "investigador", mientras que la historia en pasado sería la propia vida e historia de Amelia en sí. Lamentablemente tengo que decir que la historia en presente me ha parecido patética, muy mala, muy poco trabajada e impropia de una escritora de la fama y el prestigio de Julia Navarro, hasta el punto de que yo me he creado dos teorías idiotas sobre el porqué de esto, una, que estuviera escrita por otra persona, por un negro, como se dice en el argot de la profesión (sé que no es así) y otra, un poco más probable, aunque imposible de demostrar, que esta parte la haya escrito entera (aunque luego va insertada parte por parte) después de la otra en un brevísimo plazo de tiempo ante los requerimientos de su editorial. Afortunadamente, la historia en pasado, la que nos cuenta las peripecias de Amelia, ocupa probablemente más del 95 % de la novela; es por eso que decía líneas más arriba que la novela me había gustado.
La parte en presente, la protagonizada por Guillermo no me ha gustado porque este no hace investigación alguna, simplemente se deja llevar de un lado para otro, siempre hay alguien que le va contando la historia de su bisabuela, dejándole de repente en la estacada, pero buscándole otro contacto que le siga contando la historia, para lo cual tendrá que viajar continuamente. Un investigador, un historiador, tiene que buscar y localizar sus fuentes, tiene que trabajar con archivos, con documentos desclasificados, debe ser él el que encuentre a los personajes que le puedan dar pistas, encontrando esto apenas un par de veces en la novela, una al principio y otra ya casi al final (¡ojo, un archivo parroquial y un listín telefónico respectivamente, nada del otro mundo!). Las entrevistas que hace a las personas, si no va a hacer ningún tipo de investigación propia, ¿no podía hacerlas vía telefónica o por la web? No, tenía que viajar un día a París, salir al día siguiente para Buenos Aires, a los dos días a Londres y así continuamente. No tiene mucho sentido, la verdad.
En este sentido, al no hacer Guillermo ninguna investigación y todo lo que vamos sabiendo de Amelia es porque se lo cuentan, resulta muy poco creíble que lo puedan hacer con tanto detalle, ¡son conversaciones enteras acaecidas varias decenas de años antes, incluso más de medio siglo! Esto resulta tan esperpéntico que Guillermo acude a su informador del momento y le pide cosas como qué hizo Amelia cuando visitó Madrid en marzo del 43, y claro, una persona puede recordar anécdotas de otra, si era joven o no, si fue en una ciudad o en otra, lo más general de la situación, pero acordarse de lo que hizo en marzo del 43, de detalles como "fuimos al parque a las once de la mañana" (esto me lo invento yo) 70 años después! Sí, ya sé que esto es un recurso literario, pero Navarro lo ha exagerado tanto que resulta casi bochornoso.
Por otra parte, resulta muy pesada la actitud de Guillermo con su madre, recordándole esta todas y cada una de las veces, que está perdiendo el tiempo, recriminándole que no busque un trabajo serio y enfadándose con él, mientras el hijo todo lo soluciona llamándola por teléfono, enviándola flores o invitándose/la a comer para no enfadarla. Como esta, hay otras situaciones, tanto en la parte de presente como de pasado que se repiten con más frecuencia de lo que se debiera.
Finalizo ya, diciendo que a pesar de no ser una novela redonda, que estos detalles que he comentado me han dejado una sensación contradictoria, y también que es un tanto predecible (al menos yo he adivinado el final setecientas u ochocientas páginas antes, y eso no suele ser muy normal en mí como lector, ya que casi siempre me equivoco) no puedo por menos (para no ser tan injusto como decía) que recomendar su lectura, porque la historia de esa Amelia Garayoa sí lo merece.
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