viernes, 24 de abril de 2015

ENMASCARADO (IV). CAP. 2: UNA DECISIÓN COMPLICADA






I


    Sintió que se abría la puerta y salió corriendo y alegre con la intención de darle un gran abrazo. Volvería a hacerle el amor repetidas veces. Se encontraba desnudísima, tal y como él la había dejado en la cama hacía ya casi siete horas, cuando incomprensiblemente la había apartado de malos modos de su lado para salir corriendo después de aquella misteriosa llamada. El grito ahogado que lanzó denotó que la sorpresa fue mayúscula. Lo que menos podía esperar Lucía es encontrarse delante de otra mujer con un par de maletas a los pies.

    - ¿Dónde está ese cabrón?, –dijo Itahisa mientras entraba enfurecida hacia el dormitorio–. ¡Nico, Nico! ¿Dónde te has metido, sinvergüenza?
    - No está, –dijo dubitativa Lucía–, se marchó hace ya unas cuantas horas.
    - ¿Por qué te tapas ahora? ¿Te da vergüenza? Supongo que eres una de sus amiguitas de turno, eh, ¿no es así? Vaya, veo que eres muy guapa. Si señor, el muy cabrón sigue teniendo muy buen gusto.

    Lucía, abrumada, hizo ademán de volver hacia el dormitorio para recoger sus cosas y marcharse de inmediato sin dar ninguna explicación. Había comprendido de inmediato que en la vida de Nico existía otra chica y que esa chica, con su tono, palabras hirientes y fundamentalmente con las llaves de la casa en la mano, hacía valer ciertos derechos que ella desconocía hasta el momento.

    - ¿Cómo te llamas?, –preguntó inquisitiva Itahisa a Lucía mientras esta trataba accidentadamente de abrocharse el sujetador–.
    - Lu… Lucía y tú supongo que eres la mujer de Nico, ¿no?
    - No, su mujer no guapita, soy Itahisa, su novia.
    - Lo… lo siento, lo siento mucho, de verdad. Yo, yo no sabía que Nico tuviera pareja. El me dio a entender que estaba completamente libre, –dijo Lucía mientras terminaba de vestirse, ante los gestos de incredulidad de Itahisa–.
    - ¿Te marchas? ¿Por qué? No, no lo hagas, la que me marcho soy yo. Te lo dejo para ti solita. ¡ay, que tonta! Si lo tendrás que compartir con otras cuantas golfas como tú. Yo ya aguanté más de lo que te puedas imaginar y ya no tengo edad para estos juegos. ¡Ah!, dile a tu amiguito que no quiero saber nunca nada más de él, que para él he muerto, o mejor, que para mí él está muerto.

viernes, 17 de abril de 2015

ENMASCARADO (III) (CAP. 1): GISELE, FRANK Y LOS HERMANOS





II


   Condujo rápido por la ciudad. Siempre le había apasionado la velocidad, pero nunca tanto como para poner su vida o la de los demás en juego. Una cosa era disfrutar de las prestaciones de su coche y otra bien diferente ser un insensato. La liberación de adrenalina la dejaba para sus actividades deportivas extremas, entre ellas –aunque no la principal– los circuitos de carreras. Aparcó en el primer sitio que pudo, sin tener en cuenta la zona azul, olvidándose por completo que existían unos pequeños artefactos llamados parquímetros. 

   El despacho de Emilio Luís –su abogado y gestor– se encontraba en la planta tercera de un famoso edificio de oficinas en Chamartín. Subió corriendo por las escaleras. No tenía tiempo para esperar al ascensor, tal y como estaba haciendo una señora de avanzada edad muy bien vestida que portaba en brazos a un pequeño yorkshire con dos lazitos rojos en las orejas. Abrió la puerta Inés, la guapa secretaria de Emilio a quien Nico había echado un tiento en un par de ocasiones, siendo una de las pocas mujeres que se le habían resistido. 

   Pasó al despacho sin llamar –como en él solía ser habitual–. Era un espacio muy amplio, decorado con un mobiliario de lujo y un gran gusto. Diseño italiano. Emilio Luís –un auténtico gigante de dos metros de altura y más de ciento treinta kilos de peso– se levantó de su Chester de piel marrón, no sin hacer un gran esfuerzo, y tendió la mano a Nico. Iba vestido de forma impecable, con un traje de Armani en el que difícilmente podía verse una arruga. Nunca se quitaba la chaqueta ni se aflojaba la corbata. Prefería poner el aire acondicionado a más potencia. Entendía su imagen como el primer punto para ganarse a un cliente. Si alguna vez apreciaba alguna indeseable arruga mucho más llamativa de lo normal, se cambiaba de chaqueta, poniéndose una completamente igual, pues siempre compraba los modelos de dos en dos.

   – ¡Déjate de formalidades y cuéntame de forma rápida y que yo pueda entender como nos afecta la quiebra de Lehman! 

   Comenzó dubitativo –algo inusual en él– perdiendo la mirada hacia el enorme mural de Tápies. Sabía la trascendental importancia que suponía la noticia y como esto afectaría a su cliente. No era el único afectado, pero sí el que más iba a perder de todos los que componían su cartera, por lo que prefirió reunirse primero a solas con él, dejando al resto para una reunión posterior, si es que antes éste no le mataba.

   Le habló de la banca de inversión, de diferenciales de tipos de interés a corto y largo plazo, de los créditos e hipotecas subprime y de las SICAV, del rescate a otras entidades financieras norteamericanas y de cómo a Lehman Brothers le habían dejado sucumbir y finalmente de la inmediata caída de las bolsas de todo el mundo y otros muchos términos financieros que no eran nuevos para Nico, pero a los que nunca había querido prestar la suficiente atención. Para él lo más importante era ver como sus cuentas crecían día a día, mes a mes y año a año. Tenía plena confianza en Emilio Luís y sabía que este buscaba lo que creía mejor para el cliente, puesto que eso sería también lo mejor para él mismo. Cuanto más ganara uno más ganaba el otro. Nico no pudo por menos que echarse las manos a la cabeza y dejarse caer hacia atrás cuando su gestor económico le dio a entender que lo habían perdido prácticamente todo.

   – ¿Todo, cómo que todo?, me estás diciendo que todo el trabajo de estos años se nos ha ido a la puta mierda en un instante –preguntó incrédulo Nico.
   – Bueno, no es exactamente así, pero como si lo fuera. Al entrar en quiebra, lo primero es la suspensión de pagos a todos los acreedores, entre los que nos encontramos nosotros. Eso va a suponer que nos quedemos, como les ha pasado a ellos mismos, sin crédito y sin dinero con el que hacer frente a todos nuestros compromisos y deudas, lo que hará que en un breve plazo nuestros negocios se vayan, como tú has dicho, a la mismísima mierda. 
   – ¡A la puta mierda dije, no a la mismísima mierda, me oyes, a la puta mierda! Las cosas hay que decirlas como son y nada de soplapolleces.
   – Sí, claro –asintió su abogado y gestor, perdiendo todo el aplomo que su voluminosa imagen le aseguraba.
   – ¿Pero algo podremos hacer? –volvió a inquirir desesperado Nico.
   – La verdad es que nunca o difícilmente podremos recuperar todo nuestro dinero invertido allí. Puede que una parte, pero lo que recuperemos tardaremos mucho tiempo en hacerlo, puede que varios años y no sin antes litigar en juicios amplísimos y larguísimos. De momento solo podemos que ponernos en la cola y esperar.
   – ¡Esperar dices, esperar! ¿Pero cómo ha sucedido esto? Confiaba en ti y me has arruinado ¡cabrón!, ¿no decías que eran negocios seguros? 
   – Entiendo que te enfades, tienes todo el derecho, pero pensamos que era la mejor inversión, que sería la que más nos pudiera aportar. Ya sabes cómo funciona este mundo, nada es seguro. Precisamente por ser esos fondos tan especulativos era por lo que podíamos ganar mucho dinero. Nos han jodido los putos yankies… En los mercados financieros cuando esperas que algo va a pasar, actúas como si ya estuviera pasando y al final acaba pasando. Las sociedades que trabajaban con Lehman Brothers pensaron que corrían un gran riesgo y quisieron limitar su exposición, dejando de renovar sus actividades con ellos, olvidándose de sus líneas de crédito, de sus negocios. Perdieron su liquidez y han acabado con muchos de nosotros, que para ellos apenas somos significantes. Para más inri, las inversiones que teníamos en bolsa a través de sociedades españolas, aunque no se han ido a la mierda, han perdido directamente un importante valor, y puede que lo de hoy solo sea el principio. Los próximos días serán cruciales, pero no esperes nada bueno.
   – ¿Y qué voy a hacer yo ahora?
   – Solo podemos esperar. Esperar a ver qué es lo que nos queda de todo esto. Podríamos tratar de malvender algunas de nuestras acciones, pero el gran problema es que ahora nadie las querrá comprar, tan sólo algún buitre carroñero sin necesidades importantes a corto plazo, pero esperará a que se devalúen todavía mucho más.

   Nico salió abatido de la reunión, que se había alargado por más de tres horas. No parecía ni la sombra de la persona que había entrado con ímpetu en aquel despacho. Al salir, Inés, que había podido escuchar las voces que allí se habían dado, trató de ser amable con el apuesto empresario. No surgió ningún efecto.


lunes, 13 de abril de 2015

LUNES DE AGUAS


   
   Aunque no es la primera vez, si es de las pocas que no paso el "Lunes de aguas" en mi tierra, en Salamanca. Para los que tienen la mala costumbre de leerme y no saben que es eso del "Lunes de aguas" es sobre todo para los que va dedicado este post.

     El "Lunes de aguas" es una fiesta popular salmantina, no solo de la capital, sino de buena parte de la provincia, si no toda, si bien, no es una fiesta de esas que viene marcada en el calendario, pero que llegado el día es celebrada por la mayor parte de mis paisanos. La fiesta se celebra el primer lunes después de la Pascua y en la actualidad consiste en salir por la tarde al campo a compartir una agradable velada y merendar en familia o con los amigos ricas viandas entre las que no puede faltar el producto estrella de este día, el hornazo, una empanada rellena de chorizo, jamón, lomo y huevo cocido. 




     Sin embargo, la historia de esta fiesta de la que tanto nos enorgullecemos los salmantinos es cuando menos curiosa pues rememora unos hechos, acaecidos hace casi 5 siglos, un tanto lujuriosos. El entonces Príncipe y futuro Rey de España, Felipe II, hijo del Emperador Carlos V (I de España en realidad), llegó a la ciudad del Tormes en 1543 para contraer matrimonio con la Princesa María Manuela de Portugal. El Príncipe se quedó asombrado de la vida "pecaminosa" de la ciudad de Salamanca, llena de estudiantes y otras gentes de mal vivir, entre las que estaban, como no, las meretrices, pues en Salamanca se creó uno de los primeros lupanares de las Españas, la famosa Casa de Mancebía, que por cierto, le debió gustar mucho a un hermano de su abuela, Juana "la Loca", el Príncipe Juan, que murió "en extrañas circunstancias" (no dejéis de leer "El manuscrito de piedra" novela detectivesca de Luis García Jambrina, donde se nos narra, entre otros, este episodio).

     Pero bueno, después de esta digresión, sigamos con el origen de nuestro "Lunes de aguas". Decía que Felipe II se quedó asustado con la vida de la capital charra hasta tal punto que ordenó que durante la Cuaresma, Semana Santa y Pascua, la ciudad viviese un recato especial, para lo que era imprescindible que las prostitutas abandonasen la misma, de forma que el "Miércoles de ceniza" las hacían cruzar el río en barcas hasta la otra orilla, extramuros de la ciudad. A cargo de las meretrices se encontraba un sacerdote al que se le empezó a llamar como el Padre Putas. Terminada la Pascua, es decir 8 días después del fin de la Semana Santa, las prostitutas volvían a la ciudad, cruzando de nuevo el río en barcas, para alegría y jolgorio de toda la comunidad estudiantil, y de los que no eran estudiantes, aunque bueno, los primeros tampoco debían estudiar mucho, de ahí también la famosa sentencia latina "Quod natura non dat, Salmantica non praestat" lema de la Universidad de Salamanca que hace referencia a que por mucho que se estudie en Salamanca, si uno no pone de su parte o no se tiene capacidad... El caso es que con mucha algarabía salían a recibir a las meretrices e incluso las ayudaban a cruzar el río en las barcas, celebrando toda una fiesta en la que el vino corría por doquier provocando el desenfreno y es que después de tanta contención al tener a mano a las "mujeres libertinas" algunos no podían esperar ni hasta llegar a la otra orilla... y ya para terminar y con otra digresión me pregunto yo, será esto por lo que se dice lo de "aquí o follamos todos o si no la puta al río". ¡Feliz lunes de aguas!

viernes, 10 de abril de 2015

ENMASCARADO (II) (CAP. 1): GISELE, FRANK Y LOS HERMANOS


   No le importaba nada caminar completamente desnudo por su diáfano apartamento situado en la planta vigésimo segunda de aquella torre –a la que precisamente habían llamado Panorama– aún sabiendo que cualquier vecino mirón podría observarle perfectamente desde alguna de las plantas altas del edificio de enfrente; es más, le gustaba imaginar que eso sucedía, le gustaba saberse afortunado, le gustaba sentirse envidiado. Su chica –la de ese momento en concreto– sí que había tenido algún que otro reparo al principio, cuando la luz de la incipiente mañana comenzaba a entrar por los enormes ventanales. Nico supo que ese momento de duda era cuestión de apenas unos segundos, el tiempo justo en el que comenzó a excitarla recorriendo su cuerpo con su boca delante mismo de los cristales. 

   –No trabajas hoy –le había preguntado Lucía en un momento de la mañana–. Llevaban horas disfrutando juntos; gozando –pensó ella– como hacía mucho que no lo hacía.
   –Los negocios pueden esperar –contestó Nico–, sin embargo, tu puede que no estés mañana aquí y no quisiera por nada arrepentirme el resto de mi vida de haber disfrutado tan poco de tu cuerpo –siguió diciéndole él, susurrándole en realidad, en lo que era una clara manifestación de intenciones y que ella no había sabido comprender si era un piropo, una aclaración de lo que iba a ser su relación o por el contrario una respuesta filosófica sobre lo efímera que era la vida y lo rápido que pasa el tiempo.


   Sonó el teléfono por segunda vez. Por un momento pensó en cogerlo, podría ser su chica desde Barcelona –ciudad en la que asistía a un importante congreso médico de su especialidad desde dos días antes–. Luego pensó que no, que ella no sería a aquellas horas que ya casi apuntaban al alba. Apenas se llamaban, y solo por cortesía, una vez cada día cuando ella o él salían fuera de la ciudad. Se querían. Habían congeniado magníficamente, y eso a pesar que Itahisa era conocedora de las múltiples aventuras pasajeras que su chico tenía día sí y día también cada vez que ella estaba fuera por motivos de trabajo. Lo había aceptado a regañadientes –no quedándole más remedio– pero cada vez empezaba a estar más harta de esa situación, cada vez estaba más harta de sentirse una cornuda. Así se llamaba así misma repetidamente en voz alta en los momentos de máxima frustración. Eso y, estúpida, imbécil, payasa… Sabía que él quería una relación liberal, y ella estaba de acuerdo, pero entendía más bien lo de liberal en el hecho de no vivir juntos, de encontrarse o llamarse cuando les apeteciera, sin ninguna obligación. En los últimos veintiocho meses, el tiempo que llevaban juntos, ella no había mantenido ninguna relación con nadie que no fuera Nico; y no por falta de oportunidades –los congresos odontológicos daban mucho de sí–, y es que al igual que Lucía en esos momentos, Itahisa era otra auténtica preciosidad de piel tostada y pelo moreno, que su pareja –en su fantasioso juego– quería asemejar con Adriana Lima.

   Descartó la opción de coger su móvil de última generación, a pesar que llevaba casi un minuto sonando. Siguió concentrado en sus juegos sexuales. La melodía dejó de sonar justo en el momento en que La Voz decía aquello de… 


[…] And more, much more than this,
I did it my way […]” [1].


   Apenas habían pasado diez minutos. El cuerpo de Lucía-Gisele, se movía ahora lenta y acompasadamente con el suyo encima de una cama de dos por dos, cubierta de unas blancas sábanas de seda, su melena caía sobre sus pechos, mientras él trataba de retirar una y otra vez los bucles que formaba el pelo en sus enhiestos pezones. El teléfono volvió a sonar. Nico miró hacia el móvil.

   –¡Ahora no, por favor, ahora no! Al final voy a acabar odiando esa canción –dijo Lucía sonriendo mientras aumentaba el ritmo de sus movimientos.
   –Es imposible odiar esa canción, –respondió excitado él–, Sinatra es lo más grande.

   No obstante, Nico no pudo por menos que pensar que algo raro estaba pasando, aunque siguió con el juego. No quería saber quién podría ser el inoportuno que tanto insistía, si bien empezó a pensar que estaría relacionado con alguno de sus productivos negocios. Minutos después –cuando ya habían alcanzado el orgasmo– el móvil comenzó de nuevo a vibrar y sonar con un presagiador… 



“[…] And now, the end is here […]” [2]


   –¡Nico, que cojones haces que no coges el teléfono, llevo un buen rato llamándote. Seguro que estás con alguna de esas zorritas amigas tuyas! –se oyó gritar a través del altavoz a una más que alterada voz masculina–, ¡Ven de inmediato a mi despacho, no has oído las noticias!, ¡Dios, es la ruina, Lehman Brothers se ha declarado en quiebra! 
   –¡Joder, joder, joder!, –es lo único que supo o pudo decir, mientras apartaba a Gisele de un empujón hacia un lado de la cama. 

   Se vistió rápidamente con lo primero que tuvo a mano, la misma ropa de la noche anterior, sin pasar siquiera por la ducha –algo que siempre hacía tras concluir con cada uno de sus ligues–. Apenas se peinó. Cogió la cartera, las gafas de sol, el móvil y las llaves del coche.

   –¡Cuando te marches cierra la puerta, por favor! –dijo sin pensarlo siquiera, aunque claramente afectado por la noticia que acababa de recibir–. No hubo ningún beso, ni un nos volveremos a ver y mucho menos el darse mutuamente el número de móvil.








[1] […] Y más, mucho más aún; lo hice todo a mi manera […] “My way”. Frank Sinatra.
[2] […] Y ahora, el final está cerca […] “My way”. Frank Sinatra.

sábado, 4 de abril de 2015

ENMASCARADO (I) (CAP. 1): GISELE, FRANK Y LOS HERMANOS






   I

   Jugueteaba con sus pechos la primera vez que sonó el teléfono. No hizo ninguna intención por cogerlo. Frank Sinatra debería esta vez esperar. Estaba disfrutando plenamente con su último capricho –una escultural belleza de tan solo veintitrés añitos, catorce menos que él– a la que había conocido la noche anterior en la fiesta organizada por su buen amigo y socio en alguno de sus muchos y lucrativos negocios inmobiliarios, Arturo Montero. La fiesta –la mejor de toda la temporada veraniega según la opinión de la mayoría de los invitados– se había desarrollado en la terraza VIP de la madrileña discoteca Oops! de Serrano, en el exclusivo distrito de Salamanca, aprovechando la todavía más que agradable temperatura existente a pesar de ser ya mediados de septiembre. Ambiente cosmopolita, muy exclusivo. Chic, como le gustaba decir a Arturo. Allí se habían juntado algunos de los jóvenes empresarios de mayor éxito del momento de la capital, artistas contrastados, futbolistas, modelos y alguna que otra mal llamada celebritie de las que últimamente hacían gala saliendo en ciertos programas de televisión. Los mejores DJ´s nacionales habían amenizado una noche que ya se habían encargado de alegrar decenas de mojitos, daiquiris y otros muchos cócteles exóticos.



....................


   Cuando se fijó en ella dejó de existir mundo alrededor. Mal seguía las conversaciones de los diferentes grupos en los que participaba y eso que allí se cocinaban importantes negocios y se especulaba con ciertas e inquietantes noticias económicas que –para ser sinceros– siempre le habían aburrido. Cumplía con una de sus máximas obsesiones sexuales, parecerse a alguna de las top models más importantes de la pasarela. Su aproximadamente 1´80 de altura y medidas perfectas ponían broche a su larga melena de color castaño claro, casi rubio, ojos rasgados azules, boca sensual y nariz angulosa. Tan solo le faltaban aquellas simpáticas y arrebatadoras pecas para parecer la mismísima Gisele Bündchen. Necesitaba conocerla. Nada podría evitarlo, ni tan siquiera el recuerdo de Itahisa, la bella odontóloga tinerfeña con la que compartía su vida desde hacía algo más de dos años.

   Arturo –posiblemente una de las personas que mejor conocían a Nico– se percató de la repentina ausencia interior –que no física– de su amigo. Su socio no era precisamente una persona que disimulase con la mirada por lo que pudo entrever cuál era su objetivo aquel día, sabiendo de antemano, que por muy bella que fuese la chica solamente sería una más de su larga lista de conquistas de una noche, dos como mucho. Se interesó como buen organizador y anfitrión por saber quién era la chica, pues seguramente sería una de las muchas que habían llegado a través de una famosa agencia de contratación. 

   –Nico, puedes venir un momento, me gustaría presentarte a un par de amigas –dijo Arturo, separando del grupo que hablaba de economía a su socio.
   –¡Por supuesto, truhán… ya te has dado cuenta! –respondió Nico.
   –¡Apenas se te nota, cabronazo! –dijo el primero sonriendo, provocando la risa de su amigo.

   Le presentaron a Lucía y también a otra de sus compañeras, que haría las veces de partener en la conversación junto con Arturo. Apenas un ratito después, se encontraban solos, sentados en aquel sofá blanco de piel de gran tamaño con un posavasos metalizado que tanto había gustado a Lucía. Philippe Starck –comentó Nico, dejándola pasmada por segunda vez. La primera había sido cuando él le susurró al oído –Absolutely Irresistible de Givenchy–, reconociendo su perfume con esencia de mandarina. El encanto personal de Nico hizo el resto. Era todo un seductor, un donjuán, un triunfador al que muy pocas mujeres podían resistirse. 

   La fiesta se alargó hasta altas horas de la madrugada. La mayoría de los invitados fueron poco a poco desapareciendo. Lucía y Nico, Nico y Lucía, abandonaron juntos la terraza, caminando despacio, riéndose por cualquiera de las múltiples ocurrencias del apuesto y todavía joven empresario en busca de su coche, un enorme Volkswagen Touareg azul noche metalizado, que siempre sorprendía a sus conquistas, mucho más cuando entraban en su interior.


ENMASCARADO



     Pues no sin pensarlo bastante, al final me he decidido. Voy a comenzar a publicar aquí, en mi blog, en el "El último habitante de Tökland" la que es mi segunda novela. Una novela que lleva por título "Enmascarado" y que de nuevo es una novela corta, de aprendizaje y que no tenía más pretensión que divertirme escribiendo.

     El origen de la novela está en un concurso que lanzó hace ya unos cuantos años Volkswagen junto a la revista "Qué leer"  y que después de 5 ediciones, lamentablemente terminó. Con las dos primeras ediciones me entraron ganas de participar, pero no había ningún proyecto, que por cierto tenía que estar relacionado de alguna manera con los viajes o los coches, con la tercera hubo una idea, que después poco a poco fui desarrollando, pero para cuando ya había algo avanzado, como digo desapareció el concurso. ¡Ay, la constancia y otros quehaceres!. No obstante, quise terminarlo y el año pasado hasta lo envié a un concurso con un premio más que interesante. No hace falta decir que no hubo suerte, y es que fueron más de 70 novelas las que se presentaron, algunas desde fuera de España incluso.

     Después de esto, he pensado que hacer con esta novela, si tratar de intentarlo de nuevo en otros concursos, si volver a pensar en la opción del crowdfunding con Libros.com con quien publiqué la primera "Cien días después. El polvorín de Peñaranda" o incluso la opción de "Manuscritics", esa plataforma de la que ya he hablado en un post hace unas cuantas semanas. Deseché la opción del crowdfunding porque pienso que tampoco se puede abusar de este recurso en el que implicas a familiares, amigos, conocidos... y porque tampoco se trata de publicar por publicar, aún habiendo quedado muy satisfecho con el resultado conseguido anteriormente. Respecto a los concursos, no siempre es fácil que tu proyecto se pueda adaptar por tamaño, temática y en algunos concursos que sí lo hace,  como el caso del "Ciudad de Salamanca", me parece que es demasiado prestigioso y que todavía no estoy para ello (y no sé si lo llegaré a estar). Total, que al final he decidido hacerlo desde esta plataforma, mi plataforma, publicando post a post, un poco al estilo de los antiguos folletines y tratar de comprobar la aceptación o no, para lo que también queda abierta la opción de los comentarios. Después de la entrega de hoy, trataré de hacerlo de viernes a viernes.

     ¿Pero qué vas a poder encontrar en "Enmascarado" te estarás preguntando si has aguantado a leer hasta aquí? Pues la respuesta es una novela a mi juicio fresca, relativamente actual, pues se base en una historia producida por la crisis económica que estamos viviendo. Se trata de una novela en la que vas a encontrar algo de suspense, de humor, de erotismo y también música, concretamente la de Frank Sinatra, que estará muy presente.

     La novela está protagonizada por Nicolás Blanes, un joven empresario de éxito, seductor e infiel por naturaleza, que lo tiene todo y que de repente, de la noche a la mañana y sin saber cómo ve que su mundo se desmorona tras la quiebra de Lehman Brothers. Nico tendrá que tomar decisiones muy importantes en su vida, alguna demasiado trascendental...

     Dicho esto, aquí os dejo un enlace directo para el inicio de la misma. Espero que os guste...